ENTRE MUJERES- 20. Amalia
En las reuniones del Ampa sólo ella. Medias negras, minifalda, areolas entrevistas, Amalia.Lo diferente, la pulsera cuckold.
Pedro decidió jugar. Tecleó nombre y apellidos en la red social. Apareció Amalia, con marido e hijos.
El profesor junto sensaciones y palabras.
–Amalia, siempre puesta y sexy. Me encanta esa tobillera cuckold.
Veloz fue la respuesta de la mujer. La pregunta consabida:
–¿ Quién eres ?
–Un admirador, uno de tantos de los que debes tener.
–¿ Por qué no te presentas ?
–De acuerdo. Soy poeta. Adorador de la belleza femenina. Fetichista.
–¿ De qué me conoces ? –La espiada se adentraba en la impaciencia.
–De verte por la calle. De navegar por esta red. De sentirte en esta imagen.
Y Pedro mostró la foto de grupo. Mujeres y hombres en lencería. Amalia a la derecha.
–Ahora toca tu foto. Estás jugando con ventaja –las teclas temblaron la respuesta de la mujer.
–Sólo tengo bonito lo que escribo. Soy poeta, ya te lo dije. Los poetas tenemos un problema: somos muy feos. Te muestro lo hermoso de mi, inspirado por tí, musa –y sonrieron las teclas empujadas por el hombre. Luego, el soneto:
LASCIVIA
La hembra de la diestra yergue mi falo.
Muslos en mi saliva, la lasciva
embruja mi activa verga cautiva,
aviva en lúbrica diva mi palo.
Otros cuerpos, Amalia de regalo,
versos secretos, pasmosa misiva,
quizás la sugestiva sin tanga iba,
imagen en mi lanza como escualo.
De río en semen se llenan vitolas.
Se bate sobre el glande la blancura,
la punta de mi cuero en raudas olas.
Estalla lo níveo en vulva pura,
penetra en el nido, carmesí en lunas,
me persigo en su concha de hermosura.
Se rebasó Pedro. Junto con el poema, el adiós. La huída de las teclas. “ Habría tiempo para más “, caviló el profesor.