Navidad. Pt.6.
Me desperté en mitad de la noche. El olor a sexo, flujo y esperma llenaba mis fosas nasales. Sentir mi piel pegajosa y el calor de los cuerpos que me rodeaban, confirmaba que todo lo sucedido horas antes había sido real, que no me había vuelto loca. El dolor muscular en todo mi cuerpo me recordaba la tensión acumulada y sentí en mi abdomen la tensión que aún no había sido liberada. Llevé mi mano hasta mi entrepierna y me excité al instante.Mi marido me ayudó a incorporarme. De pie, totalmente desnuda en medio del salón, me besó. Suavemente, el marido de mi amiga se colocó a mi espalda y me derretí. Mi amiga se quedó tumbada y me sonrió. Aquellos dos hombres me llevaron de la mano hasta el dormitorio, me tumbaron en la cama y se arrodillaron a mi lado.
Poco a poco dejé que aquella tensión sexual empezará a fluir y, tumbada en medio de la cama, dejé que sus manos me recorrieran haciendo arder mi piel. Alargué mis manos y agarré sus pollas, erectas, potentes, venosas. Las manos de mi marido apretaban mis tetas, las manoseaba, las chupaba y mordía mis pezones con fiereza. El marido de mi amiga masajeaba mis muslos, mi pubis y sus dedos se escurrían abriendo mis labios vaginales. Giré mi cabeza y me incliné para meterme la polla de mi marido en la boca. Él gimió y tomó mi cabeza entre las manos tirando de ella para obligarme a metérmela entera en la boca. Giré completamente y me coloqué a cuatro patas para que me follaran los dos. El mensaje fue captado al instante por ambos y se colocaron delante y detrás de mí para cumplir mi deseo.
La presión en mis labios de su pubis, sentir su calor y su humedad en el fondo de mi boca me excitaron muchísimo y comencé a gemir al ritmo que el marido de mi amiga me penetraba poco a poco con profundidad tirando de mis caderas. Me sentí plena y lo expresé agitando mi cuerpo y gimiendo con libertad. Sentí como ellos se encendían con mi excitación y me penetraban con más fiereza. Me sentí completamente deseada y mi excitación me desbordó alcanzando un orgasmo que estremeció mi cuerpo. Ellos no interrumpieron sus movimientos ni por un segundo y, temblorosa, sentí que se acercaba otro. Los músculos de mi espalda se arquearon al sentir la polla de mi marido eyacular en el fondo de mi boca y, abriendo la boca para jadear, el esperma escurrió por mi barbilla y mi cuello, activando un segundo orgasmo. El marido de mi amiga no había terminado conmigo y siguió penetrándome más y más fuerte con sus fuertes manos tirando de mis caderas. De repente, dos de sus dedos humedecieron mi ano y lo penetraron. Los músculos de mi vagina y mi culo se contrajeron y sentí como su polla se endurecía dentro de mí. Él gruñó y tiró de mí con más fuerza provocándome un tercer orgasmo cuando sentí cómo se corría dentro de mí.
Me quedé unos instantes sintiendo mi cuerpo. Mis labios pringosos, las gotas que caían por mi cuello hasta el escote, mi coño chorreando, sientiendo como escurría por mis muslos, mis tetas colgando con los pezones duros, el olor de la escena, los sabores en mi boca. Respiré profundamente y me sentí plenamente feliz.