Estallido Oral (Serie CAPRICE) n5
Me envalentono y mis manos recorren su camisa desde los hombros hasta el abdomen, ¡está muy duro! Él cierne las suyas sobre mi cintura. Mi siguiente movimiento lo hago con la cadera; la bamboleo con mucha sensualidad, como si estuviera trazando con ella signos de infinito. Eso hace que, sin querer, provoque un roce de lo más excitante contra su bragueta.—Me parece que «la chica más sexy del club» deberías de ser tú —murmura mirándome fijamente.
—¿Y tú serás la «Sorpresa Explosiva» de mi noche?
—Si me dejas, haré todo lo posible por serlo.
Acabo de entrar en una fase de acaloramiento absoluta. Entre los veinticinco grados que mantienen en el club para que la gente se vaya quitando la ropa y los preliminares mentales que me está proporcionando Marcel, ¡estoy ardiendo!
—¿Sabes que esta es la noche de las fantasías? —indago curiosa. Marcel asiente con la cabeza y acaricia la parte baja de mi espalda con sus pulgares trazando círculos.
—Cuéntame qué tienes en mente —pide deseoso de saberlo.
—¿Qué te parece fluir conmigo y verlo?
Marcel se acerca a mi oído, retira mi cabello para poder susurrarme su respuesta y yo me estremezco entera en cuanto su aliento caliente impacta contra mi piel.
—Me parece una gran idea —confirma provocando que mi entusiasmo se eleve todavía más—. Me gusta mucho el sexo, no tengo tiempo para relaciones, ni para amistades pero, si me eliges como compañero para esta noche, prometo dar lo mejor de mí y entregarme por completo a que sea una noche memorable para los dos.
Joder, ¿dónde tengo que firmar?
¡Es justo lo que quiero!
—Eso suena increíble —confieso cerquita de su oído y rozo su piel con mis labios.
La temperatura sigue subiendo en mi interior y la canción que comienza a sonar, «Desesperados» de Rauw Alejandro, me incita todavía más así que la sigo con movimientos sutiles, sensuales y rítmicos.
A medida que nos vamos soltando, sonreímos, nos movemos con más soltura y, llegados al estribillo, me deslizo hacia abajo en un paso sexy que improviso rozando mucho todo mi cuerpo contra él. Cuando vuelvo a subir me encuentro con una mirada ardiente que se clava en mis ojos.
—Te gusta jugar con fuego, por lo que veo —advierte amenazante—. ¡Espero que también te guste quemarte! Si no es así, será mejor que no vuelvas a hacer eso.
¿Que no vuelva a…?
Ya estoy repitiendo el paso, rozándome contra su cuerpo con muchísima maldad y pegando mi cara a la suya al subir de nuevo.
—¡Estoy deseando arder entre llamas! —respondo directa y muy decidida a conseguir mi objetivo de esta noche: vivir una experiencia potente y muy apasionada.
Lo último que veo es cómo se curvan lentamente las comisuras de sus labios en una sonrisa muy sugerente. Después, Marcel se aproxima mordiéndose el labio inferior como si se reprimiera de algo y, finalmente, suelta sus labios y los choca con fuerza contra los míos.
Cuando me quiero dar cuenta, estamos besándonos y saboreándonos mutuamente con demasiadas ganas. Nuestros cuerpos se han acoplado perfectamente; sus manos se mantienen aferradas a mi espalda instándome a que todavía me apoye más contra él; yo estoy mordiendo su labio inferior y tirando un poco de él. Es como si hubiésemos estado guardando las formas hasta este momento y ahora, simplemente, hubiésemos dejado que el fuego se extienda y arrase con todo.
¡Va a ser cierto que es la sorpresa explosiva de mi noche!
Sus labios atrapan los míos para luego ser él quien se deja atrapar por mi boca. Es mi lengua la que se abre paso entre ambos buscando la suya con ganas de invitarla al baile. Acepta mi invitación y profundizamos el beso mientras nuestras lenguas se exploran mutuamente.
Finalizo el beso pronto, pero es que las ganas por ver su cara, su expresión, y descubrir si está tan alterado como yo, son enormes.
—¡Joder con La chica más sexy del club! —expresa asombrado. Luego suspira sonoramente y mira mis labios—. Me va a costar olvidar ese beso…
—Eso es porque sabe al delicioso Estallido Oral que estamos bebiendo —desvío el halago divertida, atajando mi copa y dando un buen sorbo sin dejar de mirarlo a él a los ojos.
—Eso suma —reconoce sonriente señalando la bebida—, pero es tu actitud y lo bien que nos compenetramos lo que han hecho que sea sublime.
—En eso tienes razón. Yo también creo que nos vamos a entender muy bien tú y yo… Eso sí —advierto amenazante—, no vuelvas a mentirme.
—¿¡Qué!? ¿Cuándo te he mentido? —pregunta preocupado.
—¡Has dicho que se te daba fatal bailar!
Marcel se ríe, ¡se ríe mucho!
—¡Se me suele dar peor! Será cosa de la copa esta —señala hacia nuestras bebidas.
Me quedo unos instantes imaginando todo lo que quiero que hagamos juntos y se me acumulan las ganas entre las piernas.
—¿Te esperabas acabar bailando con el chico más sexy del club esta noche? —pregunta cerca de mi oído y roza mi lóbulo con sus labios. ¡Se ha propuesto que mi calor corporal y mental suban al máximo, está claro! Y lo está consiguiendo con creces.
—No lo esperaba, pero soñaba con ello —respondo sonriente.
Marcel toma mi cara por la barbilla y me sitúa frente a su boca.
Sus labios no tardan en volver a estar comiéndose los míos. Nuestras lenguas nos siguen encendiendo cada vez más a los dos. Su rodilla se abre paso entre mis piernas y seguimos bailando encajados el uno en el otro. Decido ir un poco más allá: primero me contoneo sobre su cuerpo sin perder el contacto visual ni un solo segundo. Él se queda quieto con expresión de estar disfrutando de todo esto. Y, cuando lo veo claro, me giro sobre él y pego mi espalda —y especialmente mi culo— contra él. Me muevo de un lado a otro rozando especialmente su entrepierna para descubrir en qué estado se encuentra.
¡Duro! ¡Muy duro!