Sin Prisa II
Me llevo las cosas de la mesa. Con toda intención la dejo bien limpia. Regreso de la cocina con dos pequeños pocillos llenos de helado. Al ofrecerle el suyo a mi invitada, que me mira fijamente, noto que se ha desabrochado dos botones de la blusa y mis ojos bajan a sus senos, pequeños y que además prometen una hermosa forma. Su brassiere con tirantes es una invitación a acariciarlo y lentamente desabrocharlo. Regreso mi mirada a los ojos de Alessia, que cinicamente me dice:
-Te dije que tú serías mi segundo postre. Por ahora quiero saborear el helado.
Hundo la cuchara en la copa, saco una generosa porción y la acerco a su boca. Ella entreabre sus labios, cierra los ojos y yo aprovecho para vaciar esa cucharada en su escote. Alessia lanza algo entre grito y gemido de placer. La miro a los ojos y luego bajo lentamente a comer el helado que se empieza a deslizar entre sus senos.
-¡Traidor! Me dice sonriendo
Con el helado aún en mi boca, la besé y le compartí helado muy dentro de su boca.
-Yo sólo encontré cómo probar ambos postres al mismo tiempo. Respondí.
La tomé de la mano y la llevé a mi recámara. Gracias a mi equipo de sonido, la música inundaba mi cama ,y mi playlist -fríamente calculado- había aumentado de la música “soft” de la cena a algo con más tensión, que sutilmente invitaba a aumentar el ritmo cardíaco.
Se sentó en mi cama. Me arodillé y le quité los zapatos. Admiré sus piernas. Comencé a besarlas subiendo poco a poco, hasta que hundí mi cara bajo su falda mordisqueando sus muslos. El olor delató que, muy sutilmente, había cuidado esparcir gotas de perfume por cada rincón de su cuerpo.
Desabrochó su blusa, el brassiere era de una serie de tirantes cruzados que me volvían loco. Toda una invitación a descubrir lo que envolvían. La giré para dejarla boca abajo en la cama. Mi lengua recorrió desde su cintura hasta los hombros. Desabroché el sostén y entre besos y masaje, sentí cómo iba relajando los músculos mientras uno o dos sutiles gemidos se mezclaban con la música del stereo.
La abracé y mis manos recorrieron todo su talle. Fueron mis manos antes que mis ojos las que conocieron sus pechos, luego tome su cintura. Bajé sus bragas lentamente, y ya sin mi pantalón, mi miembro la recorrió toda. Se detuvo justo sobre sus nalgas, le sujeté ambas muñecas e hice un primer y ligero impulso por penetrarla. Todos sus músculos se tensaron.
(Continuará)