Clases de baile 3
Leroy está rodeado de féminas que quieren bailar con él y yo observo con una cerveza en la mano como mueve sus caderas y me imagino lo que debe hacer en la cama con ese movimiento. ¿Por qué pienso eso?
Decido buscar el baño, ya no puedo aguantar más el pis.
Estoy dentro y se oyen unos golpes en la puerta.
• ¡Ocupado!
Termino, tiro de la cadena y abro la puerta. Allí está Leroy y me vuelve a meter dentro con un pequeño empujón.
Me besa en los labios como si fueran una nube. Sus manos recorren mi cuerpo como en la pista de baile, pero con más fuegos.
Mis pupilas se dilatan, las suyas no lo sé, así de negros tiene los ojos.
Mi vestido sube y él se agacha ya sin camiseta. ¿Todo eso será de bailar?
Besa mis piernas, llega al interior de mis muslos y me tiemblan las piernas mientras me cojo a las paredes y trato de disimular un gemido, que ni de coña consigo.
Saca mi vestido por encima de mis hombros y sigue acariciando y besando mi cuerpo. Juguetea con mis pezones, erizado solo por su contacto.
Necesito tocarle la polla y una de mis manos hace caso a mi cerebro y baja la mano.
• Madre de Dios santísimo y todos los Másters del Universo juntos y los de Marvel ya puestos.
Pero este hombre qué tiene ahí y dónde pretende meterlo.
Saca un condón y se sienta en la taza del váter, estoy tan lubricada que aquello entra con suma facilidad.
Lo cabalgo ya sin disimular mis gemidos ni gritos.
Ese hombre mueve las caderas incluso sentado y yo le hago una demostración de cómo muevo las mías cuando nadie me dirige.
Nos miramos a los ojos, nos besamos sin cerrarlos y sabemos que nuestros cuerpos se han convertido en un barco en plena tormenta, todo tiembla. Todo gira.
• Vayámonos de aquí- me pide.
• Sí x favor- digo consciente de que follar en un baño no era tal vez la mejor idea. Pero era imposible resistirse a ella.
Salimos retocándonos y una fila larga de gente, en vez de enfadados parecen exultantes y nos corean y aplauden.
Yo quiero que me trague la tierra y salgo corriendo cual famoso huye de los paparazzi.
Busco a María con la vista, baila, perfectamente, todo hay que decirlo, con un chico que yo diría no estaba antes.
• María- digo con la respiración aún agitada. Me mira parando un momento el baile.
• Tú has follado- me dice en voz alta.
• ¿Cuánto has bebido?- Le pregunto.
• Diría que menos orgasmos de los que tú has tenido, pero no creo- arrastra las erres.
• ¿La llevarás a su casa o llamarás a un taxi? O mejor me quedo y lo llamo yo, digo cruzándome de brazos.