Ama de llaves 2
Se fue a dormir y pronto la invadió un sueño muy vívido..." Estaba en el jardín de la mansión, iba descalza y con su camisón holgao y cómodo.
Tenía la extraña sensación de no estar sola.
Escuchó crujir unas ramas cerca de donde se encontraba y se giró hacia el sonido, donde vio unos ojos rojos que la observaban.
Intentó salir corriendo para poner espacio entre lo que fuera aquello y ella.
Pero entonces escuchó la voz grave de un hombre hablando en un idioma extranjero y salió de entre los arbustos con un lobo caminando junto a él.
• Aurora- dijo la voz, pero no vio moverse sus labios.
Ella no podía moverse, esa voz la había atrapado, inmovilizado, sentía que la había escuchado antes.
Mientras, ese hombre iba acercándose a ella, y a medida que se acercaba podía verlo mejor con el reflejo de la luna. Esos ojos, esa forma de mirarla. Estaba segura de que lo conocía, pero no recordaba de qué.
Cuando lo tuvo a un palmo de su cara, él acarició sus labios, y ella, en vez de huir, emitió un gemido y cerró los ojos.
Se dejó tumbar en el suelo, lleno de hojarasca, por ese hombre.
Él solo repetía su nombre mientras paseaba sus manos por su cuerpo sobre su ropa.
Arrancó el camisón de su cuerpo. El lobo estaba sentado observándolos con sus ojos rojos.
• Te he echado tanto de menos- le dijo el hombre.
Sus labios inundaban de besos y sus manos de caricias el cuerpo desnudo de ella.
Por fin Aurora salió de su parálisis y le devolvió los besos y caricias que él le había prodigado.
Él se desnudó y la besó con una mezcla de ternura rabiosa. Sus lenguas parecían tener ganas de morderse y unirse a la vez.
Él con dedos ágiles frotó su sexo mientras ella gemía, deseaba que la poseyera allí mismo. Y en la primera embestida ella se movió debajo de él y sus cuerpos vistos desde fuera parecían bailar una danza hipnótica en la que sonaban dos corazones a un mismo compás. Sus bocas se buscaban, se mordían el uno al otro. Una mezcla de sexo tierno y salvaje se apoderó de ambos y cuando llegaron al punto álgido de esa unión, ambos se dejaron llevar y gritaron de lujuria, deseo y placer al unísono.
• Te quiero Aurora- dijo el hombre. Ella se tumbó agarrándose al pecho de él y volvió a quedarse dormida"
Despertó agitada en su cama ¿Qué clase de sueño había sido aquel?
Separó las sábanas de su cuerpo y vio su camisón roto y sucio, sus pies llenos de barro.
No entendía nada. Se afanó en cambiar las sábanas , asearse y vestirse y salió agitada de su habitación para bajar rápidamente hacia la cocina.