Ama de llaves 1
Hoy sentía nostalgia de su madre a pesar de que hacía ya varios años que había fallecido. Ella se crió en aquella gran mansión, entre las faldas de su madre y jugando con los hijos e hijas de los señores hasta que tuvo edad para ponerse a limpiar y a ayudar en todo lo que su madre disponía.
Le había enseñado bien, por eso cuando su madre cayó enferma, el señor no dudó en nombrarla ama de llaves a ella, mientras su madre se recuperaba, pero no lo hizo... y ella siguió ejerciendo como tal tras su muerte.
Los señores se portaron muy bien con ella, sobre todo la señora, que echaba de menos a sus propios hijos, algunos casados, otros aprendiendo fuera para mejorar e innovar en el negocio de la familia.
Mientras ella pensaba en todo esto, no se dio cuenta de la sombra que la observaba a través de la ventana.
Notó una corriente de aire fría que la devolvió al momento presente y decidió entrar a revisar que todos hubieran terminado correctamente sus tareas y anotar todo lo que había que hacer al día siguiente.
Cogió su châtelaine, con todas las llaves que tan bien conocía y abrió la puerta de la casa. Mientras la cerraba escuchó un ruido a su izquierda y fue con un candil, que poco iluminaba a esas horas, a comprobar que no había nadie más que ella allí.
No encontró a nadie y empezó su trabajo de última hora, como hacía cada día.
Una vez más se sintió sola en aquella mansión oscura y vacía, otrora llena de risas y juegos infantiles con niños que, como ella misma, llenaban la casa de risas y parloteo incesante.