FIN DE SEMANA EN VERA - 9. EL CONVITE
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EL CONVITE
He visto una furgoneta acercándose por la playa, que va a parar justo donde está la señal que mis nuevos amigos llevan a todas partes, la señal que dice que ellos son la A.V.V.M.G.V.V.- P.O.S. (Asociación de Viejos y Viejas de Mojacar, Garrucha, Vera y Villaricos - Parque de Ojetes Solares). Vale, la última parte fue cosa mía, ellos creen que significa “Prohibido Ocupar el Sitio”. Pues también está bien.
En la furgoneta pone “Catering Sandokan”. Curioso, como poco, porque todas las empresas por aquí llevan el apellido Vera, o Mojacar, o Garrucha o Villaricos, tal como la asociación de mis nuevos mejores amigos. Catering Sandokan… suena exótico y singular.
El vehículo para y yo estoy de espaldas. MarujaperomellamanMaru es la novia y está feliz y habla conmigo y no deja de hablar, y contarme cosas de su nueva vida de casada. ¡Pero si aún no ha empezado!. O quizá lleva siendo toda su vida, no lo sé.
Y que qué se pone esta noche para la noche de bodas. Es decir, que se pasa la vida desnuda y en su noche de bodas, ¿quiere vestirse? Siento que voy de oca en oca y tiro porque me toca, o como pollo sin cabeza, como perro ladrador pero poco mordedor, o como perro flaco lleno de pulgas. Pero limpia ehhhh, que una es muy limpia.
Y Gracia le dice que no se le olviden los preservativos. Y si se le olvidan, que ella tiene de sabores, que el farmacéutico es amigo y se los recomienda. ¿Para qué? Los 10 forman un matrimonio holgado, que solo hacen cosas entre ellos, y entre todos suman una edad considerable (más que considerable) como para pensar en embarazos. Me resulta difícil seguirlos algunas veces, otras no. Otras les sigo (casi) perfectamente.
— ¿Cómo de amigo es el farmacéutico?- le pregunto a Gracia. (Porque un amigo farmacéutico es un tesoro. Eso es así).
— Muy amigo, Seren.- Y lo dice con un tonillo muy pícaro, de los que te hacen pensar mal.- Es que verás, entre los 10 tenemos de todo.
— ¿De todo?
— Enfermedades, adicciones, síndromes, prótesis… tenemos acceso a todos los medicamentos del mercado. Tenemos bipolaridad (Miss Daisy, con total seguridad), narcolepsia (Luisito), autismo (uysss), poluciones líquidas y sólidas nocturnas (ese no quiero saber quién es), migrañas (uysss), celulitis, hipertensión, colesterol, diabetes, juanetes, ojos secos (¿Qué ojos, cuáles? ¿Los de quién? Eso Miss Daisy lo arregla rápido)… Bueno, Seren, que la lista es interminable. Y ahora que MarujaperomellamanMaru se ha puesto a trabajar, pues más cositas tenemos.
— ¿Que se ha puesto a trabajar MarujaperomellamanMaru?
Y MarujaperomellamanMaru, sonríe, muy pícara.
— Luego te lo cuento, pero vamos a ocuparnos del convite y te presento a Sandokan…
Mientras hablábamos se han colocado las mesas.
— Mira qué bonito, Seren, estilo imperial- dice Miss Daisy, con su voz melosa.
A ver, que yo no le quiero llevar la contraria a Miss Daisy (por miedo a su alter ego, las cosas como son), pero tres mesas de camping, una a continuación de la otra y de la otra, es una mesa estilo imperial “distinta”. Y cada mesa tiene su camping-gas, que está anocheciendo.
El mantel es de papel, con flores rositas dibujadas (tengo que preguntarle al Padre Raso qué era eso de los unicornios, que no se me olvide).
Y los chicos, los nuestros, van trayendo la comida desde la furgoneta. Es decir, aquí no hay camareros. Pero sí hay una silla, de playa, con un dorsal que pone Luisito. Una única silla para Luisito.
Es que los golpes que se da esta criatura no son ni medio normales. Y lo de perder los dientes… ejem. Que hoy estaban en un barreño. Un barreño del que yo ya me he bebido 3 vasos de sangría, por cierto. Pero en casa se le habrán caído al váter, ehhh, ¿eso no os lo preguntáis?¿Qué se habrá comido, o chupado, o saboreado, o mordisqueado esta criatura antes de perder los dientes en el barreño de la sangría?
— Seren, ¿otro vasito de sangría?
(Me cago en mi vida, Luisito…)
— No, gracias, Luisito.- (Y sepárate del barreño, coño, que los barreños los carga el diablo).
La comida empieza a aparecer en las 3 mesas: tortillas de patata, unas con cebolla y otras sin cebolla, croquetas, pimientos verdes fritos, mejillones tigre (¡lo sabía!) y filetes de pollo empanados… y barras de pan y otro barreño de sangría (a ese me voy a arrimar yo a partir de ahora).
A ver… el que no haya ido al río de pequeño/a con sus padres, en el Seiscientos o en el Simca 1000 (qué difícil es hacer el amor en un Simca 1000, en un Simca 1000…ainsss) o en el Renault, llevando esa misma comida en una neverita (sin sangría y sin tigres) y con sus primos y sus abuelos, no ha tenido infancia. Eso es así. Quien dice río, dice campo o dice playa o dice pantano.
Mis recuerdos más bonitos de la infancia estarán unidos, de por vida, a esas mesas “imperiales” de camping llenas de las viandas de nuestra historia gastronómica más genuina.
Ahora hay quien come Shirako, que es semen de pescado, un auténtico manjar para los japoneses. Y algún cocinero madrileño dice que este producto te hace volar la cabeza. Pues el semen pa ti, el semen pa ti, que yo me quedo con las croquetas. Y si quieres más semen, repites, mientras yo me hago un bocadillo de filete empanado con pimientos verdes fritos.
(¿Cómo será un eructo habiendo comido semen de pescado? Uffff qué asco, quita quita…)
Y MarujaperomellamanMaru me pregunta si me gusta. Y me quedo boba mirando la mesa y la comida hasta que le veo, bajando una barbacoa de la furgoneta porque va a hacer una chuletada… y es él, es Sandokan. Es que estaba segura de que me sonaba, lo describí así, es que sabía que formaba parte de mi vida. De mi infancia, más bien. Pero este Sandokan ha crecido de maravilla.
Es Sandokan, el Tigre de Malasia. Solo que hoy (tambien) está desnudo y no hace yoga en la playa, y lleva un delantal naranja con limones dibujados. Y un turbante. Pero ahí está ese culete que vi desde mi terraza. La bolsa escrotal está tapada, ainsss… lo que deforma el delantal por delante este hombre… ainsss.
Y se da la vuelta y se me queda mirando. Y yo a él. Y el tiempo se detiene.
(Love is in the air, everywhere I look around, love is in the air, every sight and every sound…)
— Seren, ven un momento, por favor,- me llama Miss Daisy.
— Dime, Miss Daisy- acierto a decir.
— Siéntate un momento en la silla.
(Me siento. ¿Para qué?).
— Déjame el pie. Es que se me ha roto una uña, y me la puedo limar con tus uñas de los pies, que se ha cristalizado la arena…
(¿En serio, Miss Daisy? ¿Este era el mejor momento? La madre que te parió, Miss Daisy, que empiezas a caerme regular. Señor señor, qué vergüenza…)
— Ponte bien, coño, que así retorcida no puedo…
— ¿Y Dora la Exploradora no llevará una lima en la mochilita?- le digo.
— Ella solo lleva compresas, tú dime a mi… (yo no digo ni pío, jolin, pero acaba ya, por Dios).
Sandokan se ríe, mucho. Y qué bien suena cuando se ríe…
Pablito me dirige por primera vez la palabra:
— Oñe Enen, ¿neeee guñan os ooooñanus?
— ¿Ein? (¡¿Pablito es gangoso!?)
— Oooñanus, ñeo napoñés.
— No no, a mi no me gustan los platos con semen de peces, ni japoneses ni de Nápoles.
— Sudokus, Seren. Dice Pablito que si te gustan los sudokus,- traduce Maricarmen.
— Ahhhhh… eso sí me gusta de vez en cuando. Mantiene la cabeza muy despejada.- (Y no sé por qué le hablo más alto a esta criatura, que es gangoso, no sordo).- Pero a mí lo que me gusta es The Walking Dead, ya sé cómo sobrevivir y cómo pelear cuando vengas las hordas zombis.
— ¿Ñe golkin den?
— Si si, Pablito, eso no te lo puedes perder… (Ya sé hablar en gangoso)
(Los zombis cuando vengan aquí vendrán desnudos, ¿no? Claro, no van a pasar por la sección juvenil de El Corte Inglés para venir a matarnos. Y me río, la sangría está muy rica…)
Y que mira qué luna más bonita, dice Fefe, y qué brillante. Y a la de tres salen todos corriendo (a ver, corriendo con sus limitaciones, que tampoco son gacelas).
Llegan a la orilla del mar y se ponen a cuatro patas, en modo gato, ojetes abiertos mirando al mar, para adorar a Jonsu (digo yo), que es el antiguo dios egipcio de la Luna. Su nombre significa "viajero", y esto puede relacionarse con el viaje nocturno de la Luna a través del cielo. Les estoy pillando ya la onda al grupo, se creen que me la van a dar con queso, ¡ja!
Viaje nocturno o no, esa luna por el ojal debe dar salud, no me cabe ninguna duda. Es que si no es eso, no le encuentro explicación… Miss Daisy no ha corrido, ha ido andando diciendo que la luna le come el coño, o algo así. Pero no se quiere enemistar con Jonsu, supongo, y ha ido también. Jonsu o Ra, cabreados, tienen que hacer pupita.
Aprovecho para hablar con Sandokan.
— Hola, soy Seren, encantada.- y le ofrezco la mano, porque saludar a alguien con dos besos, estando desnuda, es violento.
— Hola, yo soy Sandokan. Les tienes enamorados, Seren- Y me da la mano. ¡Y qué manos tiene ese hombre! Grandes, fuertes, llenas de venas… ufff para para, Seren, con lo que me gustan a mi las manos.
— ¿Y tu nombre real es…?
— Sandokan. Mis padres eran unos flipados y cuando yo nací daban un capítulo de la serie esa, y con Sandokan me quedé. Es que se ponían hasta el culo de todo, ¿sabes? Que, por cierto, les he traído a la fiesta al equipo fantástico su ración de polvitos. Verás luego cómo funcionan…
— Pero, ¿qué dices? ¿Estamos locos o qué? ¿Es que quieres matarlos? (Y lo mal que me viene que me detenga la policía por complicidad en masacre y me quede sin nuevos mejores amigos).
— Es Maizena, Seren. Les doy Maizena pero ellos no lo saben. Y oye, les funciona, porque tienen días que ni yo cuando era joven… Y a todo esto, ¿eres su nuevo unicornio?
— ¿Qué es un unicornio, Sandokan? Me lo ha dicho también el Padre Raso, pero no tengo ni idea qué es.
— Bueno, a ver, te lo tendrían que decir ellos. Pero te doy alguna pista. En el mundo esbinguer , el unicornio es una mujer que participa sin pareja en el estilo de vida liberal. Las llamamos unicornios bajo la premisa de que son difíciles de encontrar y esquivas.
(“¿Las llamamos?” ¿Sandokan busca un unicornio? ¿Para qué? Si este hombre puede tener a quien quiera…)
— Pero ¿qué hace un unicornio? Es que yo, además, tengo pareja- pregunto, porque sigo sin tenerlo claro.
— Resumiendo mucho, que ya vienen por ahí, es un juguete sexual para una pareja, Seren.- (Necesito más sangría, pero mucha más…)
— ¿Y qué pasó con el último unicornio?- le preguntó en un susurro.
— Murió, pobrecita…
— ¿La mataron a polvos?- Y le digo esto con los ojos muy abiertos y con un pie atrasado lista para coger carrerilla y salir corriendo, que ya me veo en la mazmorra esposada y amordazada, con Luisito en modo Ángel Cristo, látigo en mano, y sangrando y con mi culito expuesto y… uffff.
— No, coño, Seren. Tuvo un accidente de tráfico.
— Ahhhh, bueno. Entonces me quedo.
Van llegando, que ya hemos dicho que no son gacelas. Y qué bien les sientan todos los rayos y luces que les entran por el culo, oye. Eso habría que ponerlo de moda en todas las ciudades de España y a las 8 de la mañana y a las 8 de la tarde, todo el país ofreciendo ojete. Y se acababa tanta tontería. No, es que no me he depilado ńi ńi ńi… diría alguno. ¡Que te pongas, coño, que nadie te está mirando!. Yo sí, yo allí mirando y controlando el tiempo que hay que estar con el ojal al aire, sobre todo en verano, para no quemarse. Y avisando: yo no doy cremas en el culo.
Y empezamos a cenar. Y qué hambre. Y qué chuletas (y qué maestro chuletero, que tendríais que ver cómo le brillan los brazos y los ojos a ese dios al lado de la lumbre. Si es que parece que lo han esculpido en bronce, de bonito que es). Y venga sangría. Y el Padre Raso me pone ojitos, cada uno para un lado, vale, pero hace lo que puede esta criatura, también.
Fefe le dice a MarujaperomellamanMaru que le ha escrito una décima en acróstico, y que aunque no sea su mujer, y se haya casado con otro, se la quiere regalar para que no le olvide (qué romántico es Fefe):
MA rujita te llamaron.
RU idosa desde el principio,
JA leando desde el vicio,
PE ro pronto te calaron.
RO sas rojas te entregaron.
ME tenías ya en ti preso,
LLA meando cual poseso,
MAN teniendo el tipo ando.
MA tame mientras, bailando,
RU lará mi pene grueso.
“Rulará-mi-pene-grueso”, ha dicho Fefe. Claro, es que por eso es esbinguer. Para que rule su pene grueso. Al final va a ser bonito eso de ser esbinguer. A MarujaperomellamanMaru se le saltan las lágrimas.
Pero Fefe es así. Lleva el sentimiento grueso y a la vista. Bueno, grueso para él, claro. Porque no es un sentimiento muy grande, cumple la media nacional, podríamos decir, a la baja. Que ya he visto yo hoy más penes de los que verán muchos y muchas en toda una vida. Y llevo en Vera no llega a 24 horas y sólo me quedan 25 años de hipoteca… se me van a salir los ojos, qué cosas…
(Querido Papá Noel: este año seré breve: ÉL).