Caparotalia (Capítulo XII) 2a parte de ¿Nos vamos?
Después de salir del puerto casi huyendo, dejan la costa atrás y con el mar calmado como un lago, los latidos de su corazón se desaceleran y respiran hondo. Se miran y sonríen, los ojos les brillan.Navegan todo el día hacia el sur, se turnan al timón para descansar a ratos. Al atardecer divisan una pequeña isla, Caparotalia.
Deciden tumbarse al sol que ya no quema para relajarse un poco después de tantas emociones.
Los dos desnudos, uno al lado del otro, rozándose. Los dedos de Adrián caminan por el vientre de Nerea, ella sonríe coqueta y feliz. Se colocan de costado mirándose uno al otro y Nerea hace lo mismo, camina con sus dedos por los hombros de Adrián, por sus brazos, su cadera. Adrián decide ser más atrevido y camina con los dedos por sus pezones, su cuello y vuelve a bajar, pasa por el ombligo, da vueltas a su piercing, para un rato en la cadera y finalmente llega al pubis, recorriendo así ese cuerpo que tanto ha deseado todo el tiempo.
Se besan, mecidos por un mar tranquilo, deleitándose con el sabor de sus lenguas juguetonas.
Adrián introduce un dedo en la entrepierna de Nerea buscando su clítoris con delicadeza.
Ella le acaricia el pene erecto, primero con dos dedos y luego con todos. Abre las piernas para que Adrián pueda meter toda la mano, ese contacto que Nerea tanto ha echado de menos. Se masturban uno al otro a la vez mientras suspiran y gimen de placer, con alegría se ríen, juegan, se hacen cosquillas. Sin prisas, parecen tener todo el tiempo del mundo.
Nerea, juguetona se pone encima de Adrián, con sus pechos se refriega por su torso y él los agarra uno en cada mano para comérselos con glotonería. Ella suelta un pequeño grito cuando le muerde un poco un pezón, luego se lo lame en círculos, con su mirada ardiente, esa mirada que pone tanto a Nerea. Ojos con ojos ruedan por la cubierta y Adrián se pone encima, le recorre el cuerpo con besos largos y húmedos, a ratos con la lengua, hasta llegar a su coño deseoso de ser lamido. Pasa toda su lengua arriba y abajo mientras ella arquea el cuerpo en señal del placer que siente. Adrián le agarra los muslos mientras labios con labios juega con la lengua en su clítoris dando vueltas sin parar. Los gemidos de Nerea se vuelven más rápidos y busca las manos de Adrián para encontrar
la complicidad compartida. —No pares, me gusta mucho— le dice Nerea con la voz entrecortada y entre gemidos y sonrisas que cada vez son más fuertes hasta que todo su cuerpo tiembla en un precioso orgasmo.
Adrián se coloca a su lado mientras la respiración de Nerea vuelve poco a poco a la normalidad. Se abrazan, se besan, se aprietan hasta sentir dolor sólo para saber que no es un sueño. Nerea se vuelve a poner encima de Adrián para que la penetre y así cabalga con movimientos lentos hacia delante y hacia atrás. Adrián goza con la perspectiva de ese cuerpo de curvas perfectas para él. Sus pechos en movimiento, la expresión de placer de Nerea, sus manos encima de sus pectorales pellizcando los pezones. Ve sus caderas contoneándose y su clítoris mojado rozando su pubis, su polla entrando y saliendo. Le agarra el culo con fuerza y sube las caderas para
estar más dentro de ella. Nerea se abalanza sobre Adrián y se besan, se miran, sonríen dichosos.
—¡Te quiero! Dice Adrián mientras acaricia una mejilla de Nerea y sus cabellos rizados le hacen cosquillas en la nariz.
—¡Te quiero! Responde Nerea mientras vuelve a cabalgar con energía sobre Adrián.
Gimen al mismo ritmo hasta que Adrián se corre disfrutando de un intenso y maravilloso orgasmo.
Ella se dejar caer sobre Adrián pegando sus cuerpos piel con piel y se abrazan un largo rato mientras se estiran de costado, cierran los ojos por el bienestar que los invade.
—¿Nos damos un baño? Propone Nerea al cabo de largos minutos.
— Claro, vamos... Responde Adrián.
Se cogen de la mano y se tiran al mar a la vez, nadan entre aguas cristalinas sin perderse de vista ni un momento.
Nada ni nadie va a separarlos en Caparotalia.
FIN