Caparotalia (Capítulo VII) 2a parte de ¿Nos vamos?
VIICon delicadeza, Nerea tapa los ojos de Adrián con un pañuelo, aunque él ansía mirarla.
Se quita el vestido y la ropa interior y le coge las manos para pasearlas por las curvas de su cuerpo: por su suave vientre, sus deseables pechos, su redondeada cadera.
El tacto de la piel fresca
y el aroma a vainilla que puede oler aumentan la excitación de Adrián. Nerea desprende sensualidad.
Ella le desabrocha los pantalones y mete la mano dentro de los boxers, le toca la polla dura mientras los dos se ríen con la alegria de querer disfrutar del sexo. Le quita los zapatos y los pantalones, lo sienta en la cama y le quita la camisa. Todo lo hace muy despacio, para regocijarse con su lujuria.
Adrián sabe que la tiene justo delante y le besa el vientre mientras la sujeta por la cintura y le acaricia el culo.
Nerea le pone un pecho en la boca y luego el otro, él los agarra con pasión y los chupa ávidamente. Los pezones se vuelven puntiagudos entre sus dientes.
—¡Mmmmm, cómo me pones!— Dice Adrián entre murmuros y gemidos.
Nerea se sienta encima de él de rodillas en la cama y hace que se estire mientras le sujeta la cabeza entre las manos y le besa la boca con lengua, una lengua húmeda y sabrosa.
Camina de rodillas por la cama hasta llegar a su cara con las piernas abiertas y su sexo expectante. Él huele sus dulces labios escondidos y acerca su boca para lamer su excitante néctar mientras ella divertida, gime con un corto grito.
—¡Cómo me gusta! Exclama mientras sus caderas se mueven en círculos y la lengua de Adrián recorre todo su coño.
Nerea se estira a su costado del revés, así pueden comerse el sexo el uno al otro a la vez con desenfrenada pasión.
Sudados y salados por el ambiente del mar, saborean los olores y los gustos de sus cuerpos enamorados. Los propios suspiros los acompañan como si tuvieran música de fondo.
Adrián se destapa los ojos y, entre penumbras, se siente deslumbrado por Nerea a la luz de la luna que entra por la ventana. Se ríen mientras retozan por la cama y se acomodan cara a cara.
—¡Me vuelves loco! ¡Cómo te deseo, Nerea! Dice Adrián con mirada ardiente.
Se coloca encima de ella y le mete la polla despacio disfrutando de ese primer placer de la penetración. Se miran a los ojos, sonríen y gimen a la vez. Ella le agarra el culo y lo empuja hacia su interior con intención.
—¡Quiero tenerte muy dentro de mí! le dice Nerea.
Gozan con intensidad ese momento en que les sería indiferente estar solos en el mundo.
Bailan uno dentro del otro al ritmo que el mar los mece.
Continuará...