¿Nos vamos? (Capítulo III) 1a parte
IIIContinúan navegando hasta el atardecer cuando ven la costa de una pequeña isla mediterránea.
—Cenaremos en el puerto, por hoy ya tenemos suficiente mar— dice Adrián.
—¿Paramos un rato antes de llegar? Con este calor me apetece un baño, seguro que el agua está muy fría y nos refresca—propone Nerea.
Del sol del viaje tiene un bronceado dorado que le favorece y contrasta con sus rizos rubios.
Entre los dos recogen la vela y el barco va disminuyendo la velocidad, tiran el ancla para quedarse totalmente parados.
Nerea se quita la ropa en un segundo y sin pensarlo más se tira de cabeza al agua. Nada con la agilidad de un pez, juega como una criatura, mientras Adrián la mira con curiosidad.
Finalmente, también él se tira al agua.
Después del maravilloso baño de aguas cristalinas, los dos toman el sol en la cubierta del velero.
Nerea siente como el sol le quema la piel. Con elegancia, se ata por encima de los pechos un gran pañuelo azul de gasa transparente y entra al camarote para recogerse el pelo.
Delante de un espejo largo se coloca una pinza, se mira coqueta y se suelta algunos mechones de pelo.
Adrián entra detrás suyo y la ve reflejada. Observa sus curvas a contraluz a través de la fina ropa que lleva.
Se coloca detrás de ella, le acaricia los hombros, le besa el cuello con dulzura y deseo mientras los dos se ven en el espejo. Muy despacio, Adrián deshace el lazo y el pañuelo que vestía Nerea cae al suelo con delicadeza.
Mantienen un silencio de sonrisas, los dos desnudos y muy juntos.
Nerea, sintiendo en el pecho los latidos de su propio corazón, deja que Adrián lleve la iniciativa.
Continuará...