¿Nos vamos? (Capítulo I) 1a parte
Nubes de azúcarDespiertan mis sentidos
Pensando en ti
I
Nerea es consciente que nada de lo que había imaginado, cuando planeó este viaje, está ocurriendo.
Va con retraso según la hora concretada con Adrián y no sabe
cómo se lo tomará.
Adrián la ve llegar y la mira con una expresión benevolente, está desconcertado. Ella no sabe si está
contento o enfadado. Deberían haber salido una hora antes.
El dia está nublado, amenaza tormenta. El cielo y el mar están color gris, como un dia típico de otoño. ¿Dónde está la primavera, aquella que todos esperamos cuando el sol está presente y nos acaricia la piel?
Cae una suave llovizna y Nerea entra com un vendaval. Su enorme maleta queda atrapada en la rampa de acceso al velero.
Casi sin mirar a Adrián, para que no la riña, se sienta en la cubierta y pregunta tímidamente:
—¿Nos vamos?
Adrián se le acerca, la mira sin decir nada, decide que es lo mejor. Observa el movimiento de sus cabellos
sedosos que le tapan los ojos azules.
El olor a mar lo invade todo.
Nerea lleva un vestido ceñido de escote redondo que realza sus pechos, con un falda larguísima que no para de moverse con el viento. Unas sencillas sandalias complementan
su agraciado aspecto femenino. Tiene frío, pero disimula lo mejor que puede.
Sin que Adrián le diga nada, Nerea entiende que no pueden emprender así el viaje. Aspira hondo la humedad del
ambiente, com si eso le diera fuerza para afrontar la situación.
Decide cambiar de estrategia, sonríe con cara traviesa y le mira fijamente mientras él sigue con los preparativos del barco.
Adrián le devuelve la sonrisa con expresión divertida.
En un segundo, toda la tensión se ha desvanecido mientras un pequeño
rayo de sol los ilumina por unos instantes, entre las nubes que cada vez son más oscuras.
Empieza a llover con fuerza y Nerea coge la pesada maleta y la deja dentro.
El vestido mojado se engancha a sus sensuales formas.
Ante la situación dudosa, se acerca a Adrián y con decisión le dice:
—¡Vámonos!
Ella también sabe llevar el velero y empieza a maniobrar para salir del puerto.
Los ojos de Adrián desprenden chispas de alegría y Nerea se siente feliz y libre.
Continuará...