DUELO A TRES (Cap. I reunión)
Susana se está arreglando para salir de casa en una tarde calurosa de verano. No parece que pudiera suceder nada especial en el día de hoy hasta que recibe una llamada de Arturo. ¿Qué raro?, piensa, me dijo que estaba con su chica. Me dice Ana que le gustaría que nos viésemos los tres juntos, ¿te apuntas?Susana ya sabe lo que eso significa. Hace tiempo que estuvo con Arturo, a solas. Conocer los gustos de Ana e imaginar lo que en ese momento puede suceder hace que salga de su boca un "sí, dime dónde". Un hotel en el centro, con una bonita terraza. Esa misma noche.
Susana pensaba salir más recatada pero enseguida se arregla de otra manera más adecuada a la ocasión que parece que se avecina.
Al llegar a la terraza situada en el tejado del hotel, ve en uno de los sofás a Arturo con Ana. Ella, Susana, se acerca moviendo sus caderas como a ella le gusta… y sonriendo. Su boca suele ser el centro de atención de las miradas siempre que no se hayan fijado antes en su escote, claro, porque tiene unos pechos muy agradables a la vista que dibujan la línea de escote más sugerente que puedas imaginar.
Ana le da dos besos, contenta de verla. A Ana le gusta mucho el cuerpo de Susana, aunque ella no está nada mal, pero sabe que no tiene su "toque salvaje" y a Ana le gusta ver ese toque de cerca.
Susana se acerca a Arturo para darle dos besos y los recibe muy cerca de sus labios como una sabrosa señalde lo que ha de pasar. Al sentarse, Ana le ha pedido a Susana que se siente entre los dos. Ella lo hace gustosa y es al sentarse cuando ha notado que los dedos de Arturo acompañaban suavemente a su cuerpo casi tocándole el culo para que se acomodase más cerca.... y acompañado de una sonrisa cómplice.
Conversan entre los tres relajadamente. Susana está tan cerca de Arturo que percibe su aroma y recuerda la última vez que estuvieron juntos. Parece que ese recuerdo ha movido algo dentro de Susana porque siente que sus pezones quieren salir a saludar a Antonio. Ana se ha dado cuenta, Arturo también... y a Susana no le importa. Siempre ha dejado que sus pezones sintieran directamente la ropa que lleva y hoy, sin sujetador, no iba a ser un día diferente.
Cuando no quedan más que ellos en la parte superior del hotel, han reído y hablado y Ana se siente con ganas de jugar con esa situación. Se levanta, se sienta sobre las piernas de Arturo para sentir la erección que está naciendo entre sus piernas, sentir aquello que quiere salir cuanto antes de allí. Las dos han visto como poco a poco algo crecía entre las piernas de Arturo y es Ana quien se ha adelantado. No lo permitiré, piensa Susana, esa polla será mía.
Arturo percibe ese pequeño duelo entre las dos mujeres y se deja querer, por ahora. Ya le tocará dejar de ser el juguete en algún momento.