Verano 2
Estábamos llegando a mi portal, Thor no de separaba de Eva, haciendo que la correa se enrollase a su vestido cada dos por tres. Y yo, cada vez, la rodeaba con los brazos para desenmarañarla. • Aquí es- le dije sacando la llave- ¿puedes sostener la correa un momento?- sus ojos verdes me miraron con una sonrisa mientras afirmaba con la cabeza.
Mientras abría, Thor saltaba contento a su alrededor y ella reía acariciándolo. Imaginé sus manos acariciándome a mi y me puse nervioso.
Volví a coger la correa y lo solté nada más entrar. Él corrió hacia el ascensor y se quedó allí sentado esperándonos.
• Qué listo es- comentó Eva sin dejar de sonreír.
Llegamos a mi piso y mientras le señalaba a ella dónde estaba el comedor, le quité el collar a Thor y fui a ponerle agua.
Cuando fui al comedor la encontré de pie mirando fotos y cuadros que tenía colgados en las paredes.
• ¿Qué te apetece tomar?
Se acercó hasta donde yo estaba y clavándome sus ojos me dijo - A ti.
Noté como mi erección iba en aumento bajo mi pantalón y mis labios se lanzaron a los suyos. Eran suaves y el sabor de su lengua en la mía me pareció un delicado manjar.
Me quitó la camiseta mientras yo intentaba quitarle el vestido pero no salía. Al acercarla a mi noté que no llevaba sujetador y que sus pezones se clavaba en mi torso desnudo.
Rió de nuevo ante mis tentativas de quitar su vestido. Tenía una bonita sonrisa y una risa contagiosa, por lo que reí yo también.
Ella se echó hacia atrás y se quitó el vestido dejándolo caer a sus pies y quedándose solo en bragas delante de mí.
La observé de arriba a abajo, y me encantó lo que vi. La cogí de las caderas y se acercó de nuevo a mi, mis manos querían recorrerla entera y la llevé de la mano hasta mi cama, donde se tumbó y empecé a besarla desde los pies hasta sus labios color fresa.
Su olor me llenaba las fosas nasales y me sentí un adolescente en su primera vez.
Acaricié su cara y su cabello
• Eres preciosa- le dije- y la vi ponerse un poco colorada.
Me desabroché el pantalón dejando por fin libre la erección que todo en ella me provocaba.
Eva cambió de posición para quitarme el pantalón y acariciarme entre los muslos.
No podía dejar de mirar cada uno de sus movimientos.
Quería poseerla, una urgencia se apoderó de mi, y creo que ella lo notó.
¿Cómo podía gustarme tanto alguien a quien hacía como una hora que conocía?