DESVENTURAS IV
Dinamita:Reconfortado a la mañana siguiente para lo poco que había dormido, lo hizo del tirón y descansó, algo que llevaba tiempo sin conseguir.
Con los pensamientos puestos en lo sucedido la noche anterior, sonrisa incorporada en el rostro mientras comenzaba su rutina diaria.
Su cabeza era un torbellino de sensaciones, por un lado, los pilares morales de su estructurada vida estaban siendo zarandeados, sintió un momento de pánico, necesitó de un par de respiraciones profundas para calmar las pulsaciones. Por otro lado, la lujuria y la libertad de bañarse desnudo, experiencias muy intensas y satisfactorias. Se obligó a poner los pies en la tierra, realmente, nada de lo pasado era tan malo como le habían hecho creer. Era una persona adulta, libre e independiente.
Deseaba llegar a casa por la tarde, pegarse una ducha tranquila, volver a conectarse y cruzar los dedos para ver si ella seguía allí, si era real y estaba tan nerviosa o ilusionada cómo él.
Pasaron los días y fueron cruzando mensajes, hablando largo y tendido, llegó el fin de semana y se desplazó a verla en persona, estaría con el niño, pero como primera toma de contacto y romper el hielo estaba bien, serviría. En persona, cara a cara, los nervios a flor de piel, miradas disimuladas por la presencia del niño, tensión sexual. Aquella rotura de hielo fue corta, pero intensa y necesaria. No sólo había química con un ordenador de por medio, allí plantados, era mucho mayor.
Volvió a casa con ganas de mucho más, de fundirse con ella. Pasaron días y continuaron hablando, organizando el siguiente fin de semana. Cerca del pueblo dónde ella vivía, había un hotelito rural con mucho encanto.
Pasaron una tarde estupenda, tranquila, paseando y hablando, aunque estaban nerviosos. Fueron a cenar pronto a una bonita masía que ella conocía, cerca del hotel. Decidieron tomar algo antes de ir a la habitación, les ayudó a bajar un poco los nervios.
Al llegar, encendieron unas velas, un poco de música suave para crear ambiente. Ella se sentó en la cama, él la miró, se acercó y comenzó a acariciar la cara, la cabeza, echó de menos un poco de pelo para poder entrelazar sus dedos y jugar, pero igualmente la besó, lento, largo, tan anhelado... saboreando sus carnosos labios, había soñado con ése momento tan esperado mil veces. Abriendo las bocas y jugando con sus lenguas. Se tumbó en la cama, él se puso arriba, con las rodillas apoyadas en la cama, comenzó a besarla, también por el cuello, respirando su aroma, las orejas, que bien la sensación de no tener pelo alrededor, que fácil hacía disfrutar del instante. Calentando a fuego lento, algo que ya estaba hirviendo, pero disfrutando del placer de cocinar a ése ritmo. Con la mano izquierda, acariciaba la barriga, las piernas, vigilando de no tocar ninguna parte sensible todavía, retrasando el momento.
La ayudó a incorporarse, despacio, entre ambos se fueron quitaron todo a excepción de la ropa interior, dando besos y caricias.
Ella llevaba un bonito conjunto de encaje negro puesto para la ocasión, digno de ser admirado. Le dió un beso mientras la abrazaba y desabrochó el sostén, y sí, los astros se alinearon y le salió a la primera.
Ella también quería jugar, tocar y acariciarle, pero él le susurró que tuviera paciencia, comprendió que su momento llegaría y le dejó hacer. Se tumbó boca arriba, cerró los ojos y se dejó llevar. Comenzó a repartir mil besos por todo su cuerpo, el vientre, el ombligo, llevaba dos semanas esperando ése momento, quería alargar y disfrutar del cuerpo que tenía delante, no quería precipitarse. Él quitó la parte inferior de ella suavemente, y fue besando las piernas, los pies, haciendo cosquillas, después volvió a mirar el cuerpo tumbado, indefenso, le dió un pico en los labios y metió la cabeza entre sus piernas para besar los labios verticales, primero el exterior, abriendo lentamente con su lengua, notando el sabor, cuando ya estaba bien mojada, comenzó con el clítoris, despacito, que llegara poco a poco, introdujo el dedo corazón para tocar la parte interior mientras seguía lamiendo y saboreando la exterior, subió la intensidad de sus movimientos y ella no resistió más, un chorro salió mojando parte de la cama, a él le pilló de imprevisto y también terminó mojado, entre jadeos le pidió disculpas. Le quitó importancia y aprovecharon para refrescarse y lavarse un momento.
Él seguía a tope, volvieron a la cama y ella aprovechó para ponerse encima, le quitó la ropa interior que llevaba y le cogió las muñecas con sus manos, comenzó un suave movimiento con la cadera justo encima del miembro y a besarle por el cuello, le soltó y bajó, comenzó a darle besos por el glande, lamiendo el capullo y terminó metiendo la punta en la boca, chupando y con la mano derecha comenzó un movimiento rítmico, lento, subiendo poco a poco, no tardaría mucho y los dos eran conscientes. Un momento después, terminó en la boca, ella lo echó y aprovecharon para volver a refrescarse.
Perdidas las vergüenzas y los nervios, mirándose a los ojos, pasaron a la ducha para bajar la temperatura y respirar. Sabían que todavía no habían terminado, aún quedaba noche y ganas.
Volvieron a la cama estando aún mojados, le dijo de tumbarse boca abajo y comenzó con un beso negro, tenía un culo precioso y le tenía muchas ganas. Mientras le comía el culo, con la mano derecha comenzó a masturbarle con un dedo por delante, él se puso a tope otra vez sintiendo como disfrutaba, notando la respiración y las pulsaciones de ella cada vez más aceleradas, notaban que llegaría otra vez y continuó subiendo la intensidad. El orgasmo llegó más lento, olas de placer que la hacían estrenecer y gemir según se acercaban hasta el final. Se tumbó junto a ella, cuerpos fundidos, mirándola a la cara, dejando un momento de relajación post corrida, ella sonrió y se besaron. La polla dura estaba contra la cadera, ella la notaba, la quería dentro, quería disfrutar del placer de la penetración. Comenzó a acariciar la polla, la apretaba con fuerza en su mano, tremendamente dura, él rodó en la cama y se quedó mirando el techo, cogió un condón y lo puso, ella se subió encima, introducido poco a poco el asta en su coño mojado y deseoso, entró sin mucha dificultad hasta el fondo y comenzó un movimiento sutil de cadera, de atrás a delante, casi sin dejarla salir, la quería toda dentro. Se reclinó y comenzaron a besarse, abrazados. Notaban todo el cuerpo de la compañía, respiración, pulsaciones, los pechos sudorosos. Sin cambiar de posición, él comenzó con pequeñas sacudidas mientras agarraba su culo. Subió gradualmente hasta llegar al final y correrse dentro.
Muchas gracias por llegar al final, espero que lo disfruten.
escritorx@hotmail.es
UnodeBadalona