Una noche de Agosto
Una noche de agosto..
Era una noche de las más movidas, entre algo incómodo y muy excitante…me habías hablado ya, hace unos días, de esa sorpresa que me esperaba. Pero no dijiste nada más y yo realmente no sabía a qué ibas y en qué estabas pensando…..
Después de la cena ordenaste que me desnudara y que me pusiera sobre la cama, de cuatro patas. Enseñando bien mis nalgas y no tratando de ver demasiado…Nada fuera de lo común al final. Porque así te gustaba el momento de la transición….después de disfrutar una cena, un vino…transición al ambiente de la noche, a ser yo tu esclavo sexual…obediente y sumiso. Transición al placer y al sexo puro….
Pero esta vez era distinto. me tenías amarrado toda la noche para poderte hacer dueña de mi cuerpo en todo momento, poderme violar, poderme ordeñar, poderme azotar según tu gusto y placer. Querías tenerme en ese estado entre esperanza y temor de tus azotes, tus nalgadas, tus caprichos…me habías puesto una cuerda en los huevos para despertarlos en su momento. Tenía yo los ojos blindados para no darme cuenta de tus intenciones, de tus movimientos, de tus preparativos…hasta que los sentí y sufrí en mi cuerpo. Era tu presa, presa que querías comer y devorar a tu ritmo, a su debido paso. Lentamente disfrutándola, lentamente hacerla sufrir y disfrutar al mismo tiempo. Querías hacerme sentirlo toda la noche. Que tu eres mi ama, mi dueña, mandando y ordenando…que yo estaba para servirte. A tu sexo, tus ganas, tu placer…