La firma
Estaba en El Corte Inglés de Plaza Catalunya haciendo cola con los 2 últimos libros de Santiago Díaz "Las otras niñas" e "Indira" en la mano cuando alguien me empuja y se me caen los libros al suelo. Me agacho con un cabreo tremendo, no soporto que estropeen mis libros y menos firmados por su autor, y de él los tengo todos firmados y con la foto de rigor. Es lo que tiene conocer autores por su Instagram...
Alguien se agacha junto a mi, pero no miro, estoy soltando palabrotas por lo bajito como una loca.
• Lo siento- escucho una voz masculina y viene envuelta del aroma de un perfume de los que me hacen girar la cabeza buscando al propietario.
Me giro pero sigo con mi cara de enfadada y descubro unos bonitos ojos verdes mirándome con cara de arrepentimiento.
• Si se ha estropeado te compro otro ahora mismo.
Miro el libro tranquilamente y le digo
• Está bien. No le ha pasado nada, pero joder, mira por dónde vas- no pensaba dejarme liar por esas palabras bonitas, esos ojos, esa sonrisa, su aroma y ¡oh! Sus brazos que me levantan como si fuera peso pluma, y os aseguro, que no lo soy.
• ¿Vienes también a la firma?- le digo quitando un poco el entrecejo fruncido, pero solo un poco.
• Sí- me dice- estoy nervioso y he resbalado con algo, por eso caí contra ti.
Lo miro de arriba a abajo para intimidarlo, pero me sonríe y parece tan avergonzado que me da un poco de pena.
• Venga va, no pasa nada, que no me los has estropeado...
Por fin es mi turno.
• Hombre Meraki, ya te estaba echando de menos, me dice levantando sus casi 2 metros de alto y agachándose para darme 2 besos.
• Quiero foto eh, pero agáchate un poco como las otras veces- se ríe y se agacha. Le paso mi móvil al chico de detrás de mi y nos hace las fotos un poco flipando con la situación.
Santiago me firma los 2 libros con una bonita dedicatoria y me voy feliz despidiéndome hasta el próximo libro.
Voy en el ascensor
Mierda, mi móvil...
Vuelvo a subir y ahora soy yo quien choca con el chico y tira los libros.
• Lo siento, tienes mi móvil.
• Sí, iba a ver si te encontraba. Te invito a tomar algo. Tirarnos los libros 2 veces seguidas no puede ser casualidad.
Sonrío y acepto.
Mientras tomamos algo, nuestras piernas se rozan, nos miramos a los ojos y los labios y cuando digo que tengo que ir al baño porque no resisto más sin tirarme encima suyo, me sigue y se mete dentro conmigo empujándome. Cierra detrás de si y los libros caen al suelo mientras damos rienda suelta al animal que estábamos conteniendo, apenas nos damos tiempo a respirar.
Los besos, caricias, bajarnos la ropa como podemos. Él sentado en el water y yo subida sobre él, cabalgándolo sin pensar en donde estamos. La química sexual es brutal y al salir, tengo los pelos sin arreglo posible.
Recogemos los libros, pagamos, nos besamos una última vez en la puerta y nos vamos a casa.
Por la noche recibo un mensaje
• No pude evitar hacer una perdida a mi móvil desde el tuyo sin saber porqué, y menos mal, porque uno de mis libros está dedicado a ti y a tu maravillosa sonrisa.
Me rio y decido preguntar cómo se llama y cuándo podemos vernos para intercambiar los libros, sabiendo que no es lo único que vamos a intercambiar.