Venus y Afrodita
Cartagena de Indias. Boda de una compañera de trabajo. Mes de junio. Hotel con bungalós, playa privada,….Idílico.Fuimos allí a disfrutar de la felicidad de mi compañera. Éramos pocos. En total del trabajo, estábamos, 3 personas. 2 chicas y yo. Trabajábamos en una consultora,…de las de trabajar media jornada, 12 horas. Incluyendo fines de semana. Entre los 26 y 29 años. Dado que nos pasábamos largas horas juntos, nos conocíamos bien. Y entre nosotros había compañerismo. Nos cubríamos las espaldas los unos a los otros.
Dos de mis compañeras fueron imagen de la empresa. 70.000 empleados en todo el mundo y las eligen a ellas para los cartelitos en las Universidades. Atraer talento. Una morena, andaluza, con unos ojazos que te volvían loco, y la otra, madrileña, rubia y ojos verdes. Cuando ibas a cualquier sitio con ellas dos, se giraban las cabezas para verlas. Además, con estilazo, siempre. Como profesionales, un 10. Y como personas un 25. Cuidábamos los unos de los otros. Cuando había algún petardo que estaba detrás de ellas, aparecía yo, con un, disculpa cariño, se me ha hecho tarde, y el pájaro volaba. Y si yo andaba pasado de copas, y veían que la chica con la que estaba no me convenía se acercaban y,… a dormir…. Obviamente, cada uno tenía sus líos,…pero respetábamos la norma no escrita de no liarte con compañeros….
Fuimos todos para allá. De domingo a domingo. La boda era el viernes, y fuimos a turistear por la zona. Disfrutamos esos días. Viajamos, barquitos, copeo y mucho sol…
Llegó el día de la Boda. A apareció con un vestido corto, azul, zapatos a juego, con escotazo, piernas largas, piel morena y pelo recogido con un broche. Y C, apareció con un vestido blanco, y el pelo recogido en un moño. Que queréis que os diga. No sé si eran de seda, de algodón o de lo que sea,…pero estaban preciosas. Si, ya de por sí lo eran, ese día más. La boda, por la tarde, con el atardecer, y con la pareja que era la viva imagen de la felicidad. Acabamos de cenar y empezamos con el copeo,…y ahí se fue calentando. Yo me enganché a bailar con una amiga de la novia, que era bellísima. Y tras un par de bachatas, y un par de cócteles que no sé que llevaban, nos acercamos a la zona de los asientos, donde estuvimos charlando…..En ese momento miré a C que estaba con un chico en la pista, y a A, que estaba con otro chico en la barra. Hubo, un cambio en la expresión de A. Ella puso mala cara. Y ví que la mano de él estaba peligrosamente en tierra de nadie…Así que, dejé a mi acompañante plantada y me acerqué a A.
-¿Qué pasa A?
-Nada, déjalo. Voy al baño. El cretino éste es el primo de M (la novia) y resulta que su mujer no ha venido porque tiene al bebé malo…Menudo cretino…
La cosa se quedó ahí.
Seguimos en la pista y con las copas, pero yo me quedé con A. Estuvimos charlando, riendo del momento y bailamos un par de veces. Agarrados y sueltos,… Y mientras C, seguía por ahí, tonteando con otros. A eso de las 3 de la mañana, se nos acercó y nos propuso tomar la última. Apareció M, de recién casada y estuvimos un buen rato allí. Reímos, pusimos verde al jefe que no había venido y las chicas empezaron a hacer algún comentario sobre la chica con la que bailaba y había dejado plantada…casi pillas,… menudo bombón,…. Bueno, aguantamos el chaparrón. Y ahí, vi algo que me dejó sorprendido,…Miradita de A, se muerde el labio, sonríe… Echamos un último baile. Yo con A. Estuvimos riéndonos todo el rato. La verdad es que estaba preciosa. Siempre habíamos tenido buena relación. Desde el primer día. Y yo reconozco que me tenía loco…. ¿de nuevo miradita?
Caminamos hacia los bungalós. Los tres. Dejamos a C en el suyo. Yo acompañé a A al suyo, y me fui al mío. Abrí, y cuando me estaba quitando la camisa, llaman a la puerta. Aparece A, con el bikini, diciendo que se quiere bañar en la piscina. Venga, cigarrito, última copa y a dormir. La piscina era no muy profunda y estrecha, se tiró de cabeza y cuando salió del agua, con el reflejo de la palidez de la luna las gotas de agua refulgían en la oscuridad. Se cogió el pelo con las manos y me invitó a la piscina. Fui al agua derecho con los calzoncillos. Y cuando salí me la encontré a escasos centímetros. Me miró, me abrazó, entornó su cara, y me besó. Y fue el mejor beso de mi vida.
No sé cómo describirlo. Fue cándido de inicio, y luego, nuestras bocas se fusionaron, las lenguas jugaron, los cuellos giraron y nos abrazamos dentro del agua. Cuando nos separamos, la parte superior del bikini había desaparecido y mi calzoncillo estaba con la tienda de campaña puesta. Nos miramos. Ella parecía la diosa romana de la belleza Venus. Yo creo que ella vio en mi cara, admiración, deseo,….y yo en sus ojos vi deseo, felicidad…y continuamos. Nuestras manos siguieron tocándose en el agua. Salimos de la piscina, se quitó la parte inferior del bikini y estábamos en la cama.
Ella tomó la iniciativa. Se colocó a horcajadas sobre mí, y empezó besarme, cuello, torax,…sus manos cogieron mi pene, erecto y yo ya me quería morir. Verla como se iba acercando, con su pelo húmedo sobre mí, y se lo introdujo en su boca, lo lamía, lo succionaba,… yo casi no podía más, y la dije para por favor…Levantó la vista y riéndose me dijo ven. Fui derecho a su boca que quería saborear de nuevo.
Ella se tumbó y se dejó hacer. Su lengua y la mía jugaron, luego fui bajando por su cuello, y ahí ella me susurró, quiero que me folles. Yo, obediente. Me recreé en sus pechos. Sus aureolas, sus pezones, los mordía, los lamía, los succionaba,… acariciaba con mis manos sus piernas, y las subía en dirección a sus pechos. Ella puso sus manos en mi pelo, y seguí bajando. Llegué hasta el monte de Venus. Una fina línea de vello lo recorría y ahí me detuve. Mientras con mis manos estaba acariciando sus pechos, con mi lengua fui recorriendo su vulva, hasta llegar al clítorix que estuve chupando y saboreando lentamente. Ella se encontraba completamente húmeda. Puso sus piernas sobre mis hombros. Aquellas piernas que eran puro espectáculo y que unas horas antes habían sido lucidas en un vestido azul y que eran miradas y deseadas por todos en la boda. Seguí recorriendo con mi lengua, y ahora jugaba con mis manos. Introduje mis dedos en su vagina, y hubo un momento que sus piernas se tensaron, su pelvis comenzó a elevarse rápidamente, sus manos se agarraron a las sábanas y se corrió con toda su humedad en mi boca…con voz entrecortada me dijo te quiero dentro de mí.
Cogí aire, me levanté y la contemplé. Nuestras miradas se cruzaron. Y expresaron todo deseo. Fui a buscar su boca, su lengua exploraba la mía, mientras que sus manos agarraron mi pene erecto y lo colocaron en posición. Me introduje en ella, lentamente y pude notar su fuego. Completamente húmeda, aumenté el ritmo, hasta que fue frenético. La notaba que estaba tan dentro, completamente bañada en su ser que sabía que no iba a durar mucho. Nos besábamos con pasión, con rabia. Sus piernas se entrelazaron y me ayudaban a continuar el ritmo. Nuestras bocas se separaron, nos miramos, ella extendió su cuello, cerró los ojos, abrió su boca y emitió varios gemidos de placer que hicieron que me derramara dentro de ella a la par.
Exhaustos nos separamos. Me levanté, la contemplé y ví en sus ojos pura felicidad. Ha sido increíble. Teníamos que habernos acostado antes….
Fui a la nevera a por agua. Cogí una cubitera de hielo, un par de vasos, y un par de botellas. Cuando lo acerqué a la cama, A no estaba. Estaba en la piscina, donde había empezado todo. Todavía la noche estaba en su culmen, y algún tímido rayo de sol se dejaba entrever, pero todavía nos quedaba noche. Me acerqué a la piscina, y de repente suena un toctoc a la puerta.
Cuando miré por la mirilla, no me lo creí. C aparecía vestida con el albornoz, su melena húmeda suelta por encima de los hombros tapándola media cara, y sus ojos azules, mirándome, con deseo… Parecía la diosa griega de la belleza Afrodita.
Abrí, la puerta, os he escuchado desde la playa. Yo también quiero jugar. Se quitó el albornoz dejando su espalda, su culo y sus piernas al desnudo, mientras caminaba hacia la piscina. A y C se miraron y sonrieron. ¿Esto ha pasado antes entre ellas? Yo las miraba extasiado de verlas. Se miraban con deseo, con ganas, con lujuria. Se estuvieron besando y C, que acababa de entrar en el terreno de juego, llevaba la iniciativa. Sus manos estaban dentro del agua mientras que A las puso sus brazos extendidos en el borde de la piscina. La luz de las estrellas, aún se reflejaba en el agua de la piscina. Yo me senté en el borde de la piscina mientras contemplaba cómo jugaban con sus manos y sus bocas. Abocadas al deseo, a dar rienda suelta a sus pensamientos más íntimos, a caer rendidas al placer. Se besaban, y con sus manos jugaban. C se metía dentro del agua, y A emitía gemidos de diferente intensidad y sus manos se iban a su boca, a sus pechos o dentro del agua. A se corrió de nuevo, por la intensidad de sus gemidos. C sonreía, y su mirada seguía con fuego.
Ahora le tocaba a A recuperar de nuevo el aliento. C se giró hacia mi. Y yo, sentado en el borde, con los brazos hacia atrás, y con el pene erecto,…como para no estarlo… C se acercó, y dijo Ven. Yo me metí en el agua, y la besé. Diferente de A. Su lengua jugaba y me mordió el labio inferior. Me miró con su mirada pícara, y sus manos agarraron mi pene dentro del agua. Yo con mis manos fui acariciando sus pechos, y seguí besándola. Quería comérmela entera. En un momento dado invertimos la posición. Ella atrapada entre mi cuerpo y la pared de la piscina. Con su ayuda, la penetré lentamente, y nuestros movimientos pélvicos empezaron el juego de acompasarse a diferentes ritmos. Algún gemido se nos escapó que atrajo la atención de A que estaba, de nuevo, lista para participar en el juego. Se nos acercó y mientras yo seguía besando a C, ella se acercó a nosotros. Yo seguí por el cuello de C, quien giró su cabeza y comenzó a besarse con A. A con sus manos jugaba con los pechos de C, y mientras nuestro ritmo se iba acelerando, yo estaba de nuevo a punto de alcanzar el climax, por estar disfrutando de Venus y Afrodita. Alcanzamos un ritmo extasiante y un gemido nos alcanzó a los dos mientras nuestros cuerpos se contraían, nuestros músculos se tensionaban y A, nos susurraba al oído, que estaba otra vez húmeda.
Salimos de la piscina. Recuperamos el aliento. Los primeros rayos de sol hicieron su aparición. Estábamos agotados, pero en nuestras miradas seguía habiendo deseo sin que todavía hubiese sido completamente satisfecho. Llené la cubitera de hielo. Cogí nuevas botellas de la nevera y cuando volví a la habitación ahí estaban de nuevo. Mi soldadito necesitaba cierta recuperación después de la noche que llevaba. Y las observaba, como un niño cuando observa algo prohibido. A y C. Venus y Afrodita. Besándose. Tocándose. Satisfaciéndose. Colmándose de placer la una a la otra. Sus pezones erectos, sus manos juguetonas acariciándose. Sus lenguas en todos sus sitios, boca, pechos, culo, piernas,…Se podía sentir el calor que desprendían. La habitación estaba impregnada de ese perfume a sexo. Ahora más comedido, y el susurro de las olas del mar nos seguía acompañándonos.
Yo tenía hielo. Me levanté del sofá donde estuve contemplándolas y con un cubito, dejé que unas gotas frías se derramaran sobre aquella espalda caliente. C contrajo su espalda giró su cabeza, la puso paralela a la de A, y me dijo Quiero sentirte dentro otra vez.
Dos cubitos. Uno en cada mano. Con ellas fui subiendo, por sus piernas, lentamente. Sentía que el hielo se deshacía rápidamente por la temperatura que alcanzaron aquellos cuerpos. C se puso a cuatro patas. Su cabeza estaba entre las piernas de A, que apoyada entre almohadones se retorcía y su pelvis, bajaba y subía, no sé si iba del cielo o al infierno, pero la lengua y las manos expertas de C no hicieron más que se corriera de nuevo, con aquel líquido mágico que salía de entre los pliegues de su vulva. Yo me coloqué detrás de C. Y con mi pene, que, ahora sí, recuperó de nuevo consistencia, jugaba con la vulva de C. Noté un calor enorme y aquello de nuevo fue la puerta abierta. La penetré de nuevo, mientras mi dedo índice, comenzaba a masajear su ano. Su fuego se extendió por todo mi cuerpo, y yo estaba a punto de estallar. C me dijo no, aún no, y se paró de repente. Por favor, por el culo, que me vuelve loca. Órdenes son órdenes. Saqué mi pene, que palpitaba, y sentía frío por no estar en su hábitat natural que era estar dentro de ella, y lentamente, pude introducírselo por su culo. Su boca se abría, sus ojos cerrados, no sabría si era de placer o de dolor. Su fuego interior, ahora diferente, permanecía ahí. C llevó sus manos a su clítorix, y comenzamos de nuevo el baile. Esta vez a un ritmo menor, pero quizás más intenso, sus gemidos eran más profundos, y por fin, tras varias embestidas noté como su cuerpo se contraía, un gemido profundo, y su éxtasis. Yo saqué me pene que se derramó sobre su espalda, mientras mis manos estrujaban aquel culo, perfecto. A nos contemplaba extasiada, y con sus manos, cogió aquellas gotas de semen, se las llevó a la boca saboreando aquel líquido.
Aquella habitación de hotel, aquellas sábanas llenas de sudor, de semen, de fluidos de todos, aquel perfume a sexo, a cuerpos exhaustos, a placeres ya colmados, a hielo derretido, a tacto, a piel….
Comprendí que a tal clase de martirio
los lujuriosos eran condenados,
que la razón someten al deseo.
(La Divina Comedia – Canto V)