Mi amante, una fantasía cumplida gracias a JoyClub
Te veo, me gustas, sonríes sabiendo que me voy a acercar a besarte y giras la cara para que te de un beso en la mejilla, inocente. Te huelo, siento que ya nada importa, estoy contigo y lo vamos a pasar bien. Las próximas horas te puedo disfrutar, siento que serás mío y yo tuya, tu zorrita. Después no seremos de nadie, después abrazaremos y besaremos a otras personas, pero ahora sentiré que nos pertenecemos, que no hay nada más de lo que preocuparse más que de perdernos en el disfrute.Te giras, me miras, me besas en la boca y me muerdes el labio. Tu lengua entra en mi boca de golpe, como queriendo marcar territorio, ahora sí puedo sentirte, saborearte. Tus manos grandes, ásperas, juguetonas, me presionan por encima de la ropa y se deslizan por todo mi cuerpo haciéndolo estremecer. Así es como consigues que con una caricia poco inocente, con una mirada profunda, con una respiración que se convierte en gemido en mi oído, mi cuerpo se prepare para dejarse llevar y no quiera resistirse a que sigas recorriéndolo, sin importar que sea en la cama o en el coche, pierdo la razón.
La presión de tus dedos aumenta, primero por encima de la ropa tocas uno de mis pezones que ya está parado desde que te has acercado a mí. Tu olor, tu intención, hacen que quiera perderme entre tus brazos, hacen que quiera que la ropa no sea una barrera entre nuestros cuerpos. Pienso en ese momento que estábamos buscándonos sin saberlo, que algo entre nosotros conecta más allá del sexo, querría fundirme contigo y sentir el placer que me da tenerte tan cerca durante el resto de mi vida.
Agarras mis pechos con firmeza, aprietas primero un poco y después con fuerza, hasta que paras y sueltas unos momentos, jugando con nuestro deseo de comernos poco a poco. Mi cuerpo grita en silencio que no pares, tú respiras profundo, cierras los ojos, aprietas la mandíbula, acercas tu cara a la mía, rozándola con la frente, subiendo hacia mis labios, pero sin besarlos, sólo un ligero contacto que me hace tragar para no lanzarme hacia ti y morderte. Sé que jugamos a la espera, pero mi ser quiere más de ti y me cuesta aguantarme. Me has enseñado a esperar, un beso, una caricia, un abrazo, a desesperarme porque me des más, a temblar de placer cuando recibo lo que me quieras dar.
Aprietas mi pezón, lo sueltas y lo vuelves a coger. Ahora por debajo de la camiseta, y tengo el vello de punta, un escalofrío recorre mi espalda. Tiras de él, más, más, y sueltas. Sólo deseo que lo sigas haciendo, pero no. Bajas despacio la mano hacia mi culo, yo levanto la cabeza dejando al descubierto mi cuello, lo lames de abajo arriba mientras comprimes mi pelvis hacia tu polla, la noto dura y siento que de mi sexo sale ese flujo que va a terminar en tu boca.
Bajas por mi pecho, levantas mi camiseta, me empujas al sofá y me lames los pezones con deseo, eso me gusta y de mi boca brota un gemido de placer, sé que estás cachondo y disfruto. En ese momento podrías hacer conmigo lo que quisieras, sabes que me excitas de una manera difícil de describir con palabras.
Sueltas mi botón del pantalón, yo toco por encima del tuyo y aprieto, suelto, aprieto, mueves tu cadera hacia mí para aumentar la presión.
-"¡Uff! Amanda"- Me dices al oído.
Eso me pone aún más cachonda, meto la mano por debajo del pantalón y la toco, dura, gorda, asomando por tu ropa interior, toco la puntita y la acaricio, te estremeces.
Mientras, estás comprobando si mi sexo está mojado, deslizas tu dedo entre mis labios y descubres la fuente que has provocado. Todo el tanga empapado, mi nalga mojada, flujo caliente y suave recorre mi vagina, inflamada de excitación y no puedes evitar introducir un dedo. Esperas dentro de mí, como si quisieras sentir mi ser en tu mano, en ese momento eres poderoso, piensas que tu polla va a entrar ahí, va a sentir mi interior, se va a impregnar de mis fluidos más profundos, me vas a follar a tu antojo. Sacas el dedo y lo vuelves a meter con fuerza, lo repites 3 veces y sales. Golpeas mi sexo y me agarras del cuello. Yo me retuerzo, me contraigo, quiero que sigas, que no pares hasta que no pueda más, hasta que pierda la cabeza por completo. Aprietas mi cuello más y más, sueltas, aprietas, yo respiro con dificultad y me excita.
Me bajas los pantalones y me miras desnuda, tus ojos reflejan mi cuerpo, observas cómo me estremezco, sabes que quiero que sigas. Tu dedo separa mis labios y miras, lo introduces en mi vagina y acercas tu cara a mí clítoris, escondido, pequeñito deseando que lo descubras y juegues con él. Lo lames, primero despacio y luego más fuerte, de arriba a abajo, de derecha a izquierda, despacio, rápido, suave, con presión, ¡uff! Me encanta. Parece que lees mi mente, que sabes lo que busco, dónde tocarme, cómo hacerlo. Tu dedo se desliza dentro y fuera de mi, introduces 2 dedos esta vez que entran sin dificultad. Levanto la pelvis y deslizas tu boca por toda mi entrepierna, movimientos rápidos y largos, tu barba roza con mi piel. Paras.
Bajas tus pantalones y veo tu polla parada, mirando con la puntita ligeramente hacia arriba, con el glande al descubierto, se introduce en mí y emito un gemido de placer profundo. Muerdes tu labio inferior, miras cómo entras dentro de mí y sales, entras y sales mientras yo me muevo para disfrutar más y más.
Vuelves a chuparme todo con tu lengua, despacio, paras, miras mi sexo y soplas. Yo estoy loca de placer, de disfrute. Te miro y me doy cuenta de que no podría separarme de ti, en el sexo conectamos a un nivel sobrenatural, pero hay más allá, quiero que me achuches, que me mimes, que me mires y sonrías, quiero que salgamos de paseo, comamos juntos, cuidarte, consolarte, estar simplemente sin decir nada, rozarte, y tantas otras cosas que pueden parecer banales, pero no lo son.
Otra vez me penetras, despacio, entras dentro de mí y me empujas, siento que estás muy empalmado, que te gusta.
Me giro, quiero que descubras mi parte trasera, me encanta que me toques el culo y me lubriques antes de penetrarme. Ahora a pelo, me da mucho morbo y es una parte que estoy descubriendo gracias a ti. Cuando entras en mi culo me echo hacia adelante, despacio, poco a poco vas entrando y te siento, hasta el fondo, quiero que empujes hasta que no pueda entrar más. Noto como mi esfínter se abre para dejarte pasar, me siento al borde del dolor, me llevas al límite y eso me vuelve loca. Un poco más, más...
-"Me gusta, mucho, mucho"-digo mientras con mis manos me agarro al sofá como queriendo que no me deslices, aferrándome a ese momento en el que siento que no podemos estar más unidos.
Soy adicta a esa sensación, a que me hagas disfrutar, a sentir que somos uno, que nos fundimos el uno con el otro, a las chispas que saltan justo antes de correrme, de llegar al climax mientras me penetras y me masturbo.
"Todo. Es increíble. Por un momento llego a pensar que me meo encima por el gusto que siento. Ahora se agarra a mis caderas y empuja con fuerza. El chapoteo de nuestros fluidos se oye en la habitación" (Del libro: Erótica Total. Lunes de corazones. Amanda Seibiel).
Los orgasmos son cada vez más fuertes que tengo por sentirme más tranquila y más segura a tu lado, por la energía que percibo de ti, de tu disfrute y excitación.
Después de llegar a la cúspide me gusta abrazarte fuerte, besarte, olerte, escuchar tu respiración, tocarte, sentirte a mi lado tumbado, desnudo, vulnerable tanto como yo lo soy contigo. Me lo he pasado fenomenal, podría estar así toda la noche, todo el día. 10/10 es la nota que buscas, siempre lo es aunque no te lo diga porque entonces me dirás que no puede ser, que todo me gusta. Sabes que no todo me gusta, mi pelo no se agarra.
Disfruto demasiado contigo, quiero seguir experimentando, gozando, gimiendo, fluyendo a tu lado. Solos o acompañados, eso ya veremos, pero juntos.
-"Vamos"- dices mientras me das unas palmaditas, yo no quiero, no quiero que termine, que nos separemos, dejar de sentirte a mi lado, tan cerca que pueda seguir oliéndote, que pueda tocarte.
Me he acostumbrado a que nos separemos, pero no paro de pensar en ti, en la próxima vez que nos veamos, que nos sintamos, que nos besemos. Dudo que puedas sentir lo mismo, me he entregado a nuestra conexión, no tengo miedo a lo que pueda llegar, a quererte más y más, quiero dejarme sentir, quiero que sigamos conociéndonos, que sigamos haciendo cosas juntos, reír, llorar, bailar, dormir. Algo dentro de mí sabe que esto es muy especial, que soy una mujer muy afortunada, que no quiere perderte y ya formas parte de mí, de mi vida, de mis recuerdos, de mi forma de ser. Nunca lo olvides, esto no es fácil que se diluya, no es una aventura de una noche, no se me va a pasar la locura de la noche a la mañana, te quiero y siento que tú también y que podemos hacernos muy felices.