Noche de viernes
Llevábamos más de tres horas metidas en esa habitación y en la página del ordenador no había ni dos párrafos escritos.El cursor parpadeaba inquisidor mirándonos reír de una de las cien tonterías que habían pasado aquella semana en el instituto.
Cualquier cotilleo era buena excusa para soltar el subrayador y sacarnos del trabajo que teníamos que hacer.
"Noche de viernes" era el libro elegido que nos había reunido frente a aquel ordenador al que no hacíamos ni caso.
En realidad el libro me había gustado tanto, en aquella etapa de adolescencia avanzada, que Jordi Serra i Fabra me acompañó durante varios años con sus libros. Aún hoy sonrío al ver sus títulos en mi antigua habitación.
Pero aquella tarde Jordi y sus libros quedaron relegados a segundo o quinto plano a pesar de ser teóricamente los protagonistas de aquella reunión.
Nuestras risas eclipsaron la tarea. Si algo echo de menos de aquella época son las risas absurdas por todo y por nada, que cobraban solo sentido en nuestro pequeño universo.
Unos golpes en la puerta nos sacaron de nuestro universo por un momento:
• " Oye, ¿qué tal vais? Que no oigo más que cachondeo y son ya las 8"
• " ¡Ya casi lo tenemos!" mintió Vero sin despeinarse a su madre que estaba al otro lado de la puerta.
• "Más os vale, que luego os pilla el toro y acabamos aquí a las 11 de la noche"
• "Si tranquila"
Cuando se fue sin creerse una palabra, nos echamos a reír tirándonos de las sillas a la cama. Casi con lágrimas en los ojos del ataque, nos quedamos mirando al techo. Me di cuenta de que su mano había cogido suavemente la mía y con un dedo recorría mi palma.
No fui capaz de moverme, mi respiración se cortó en aquel momento, sólo podía sentir ese cosquilleo elevado a la enésima potencia, que desde mi mano crecía invadiendome la mitad del cuerpo al menos.
No nos mirábamos si quiera. No se cuánto tiempo pasó, hasta que en un momento dado V. se levantó de un salto:
• " Vamos a seguir, que al final vamos a hacer honor al nombre del libro"
• "Si vamos" - fui capaz de articular con la boca más seca que había tenido jamás.
Nos colocamos frente al ordenador muy dispuestas y concentradas. Tenía esa extraña sensación en mi cabeza de no saber si lo que había ocurrido era importante o no, si solo era cosa mía ese cosquilleo que me quemaba por dentro.
Por fuera tecleaba cada frase y hablaba con toda la naturalidad que me era posible, cuando en mi interior tenía alerta hasta la última célula.
De repente nos importaba muchísimo el libro, el trabajo, y cómo organizar la estructura de la presentación.
Hasta que V. posó una mano en mi muslo, como quien te toca un segundo para señalarte algo importante de la tarea. Solo que ese segundo no se acabó, y su mano quedó apoyada en mi muslo como si formara parte de él.
Creo que la sangre dejo de llegarme al resto del cuerpo y se acumuló toda bajo aquella mano. Los latidos de mi corazón subieron el volumen tanto que pensé que los pudiera oír.
Pero por fuera seguíamos como si nada, o yo al menos, porque seguía sin saber si aquello era solo cosa mía...
Su dedo pulgar se movía acariciando la zona al alcance arriba y abajo.
Y sentí algo que no había sentido nunca, un ansia desesperada de que ese dedo subiera un poco más y acallar el latido que gritaba entre mis ingles.
Pero eso no ocurrió, acabamos el trabajo sorprendentemente a tiempo.
Aún no se cómo todos los párrafos acabaron escritos con sentido. Porque mi mente iba en automático.
Terminamos y nos fuimos a dar una vuelta.
Estaba claro que necesitábamos aire fresco.
La conversación derivó en la quedada del fin de semana, el plan era salir de fiesta y conseguir que viniera un grupo de amigos del barrio con los que algunas estábamos tonteando.
• "Seguro que viene David, yo creo que le tienes loco" - dijo V. con su sonrisa pícara.
Ya parecía que todo había vuelto a la normalidad.
• " Ojalá, pero que va, yo creo que le mola Laura y disimula hablando conmigo para acercarse a ella, ya te lo digo yo, que la mira con unos ojos..." - repliqué- pero ya verás que voy a ir por fin a la nutricionista y me voy a quedar con un cuerpín que van a flipar todos" (Alerta a navegantes, esto es 💩, quered mucho vuestro cuerpo y vuestra mente, sois precios@s como sois. Transcribo conversación real de adolescente)
Entonces V. frenó en seco, me paró y se puso justo frente a mi, cogió mi cara entre sus manos. Mi corazón dejó de latir por segunda vez aquel día, solo alcancé a decir un "¿qué haces?", muy muy bajito.
-"Estoy mirando como quedarías estando más delgada"- " Y pienso que no tienes que hacer nada, porque te quedarías muy chupada" - ahora me tiraba de los mofletes hacia atrás y me sentía un perrillo de esos que les cuelga la papada 😅 - " Y así estás preciosa, a mi no me gustarías con la cara tan chupada".
Y me soltó para seguir andando como si nada.
Siento defraudar a los lectores, pero nunca llegó a ocurrir nada más.
Al menos fuera de mis sábanas...