Después de aquel poema - Por Vier

**er Hombre
2 Publicación
Autor de un tema 
Después de aquel poema - Por Vier
Explica la leyenda que un valiente caballero salvó a la princesa del terror de un terrible dragón y que de su sangre nació un rosal, grande y florido. Este caballero es san Jorge y en Cataluña, ese día, las calles son una fiesta. Rosas, libros, música y olor a primavera. Un día donde nuestros sentimientos pueden aflorar con una simple acaricia.

Escuchaba su voz sensual recitando aquel poemario. Morena y con unos ojos profundos, me parecían de un atractivo que no había sabido ver en ninguna otra mujer.

Al finalizar me acerqué, quería que me firmase uno de sus poemas. Necesitaba poderla recordar a pesar de ser la primera vez que la veía. Me dedicó uno. Era de su poemario “En orillas del Sar”. El Sar es un pequeño rio, afluente del Ulla. Sus aguas bañan algunos pueblos de Galicia.

Todos sus poemas me golpeaban. Me gustaba lo que decía y la fuerza con que lo decía. Y ahora todo aquello lo podría sentir en mi propia piel.

Después de dedicarme el poema, y con una voz de aparente normalidad, me dijo “si quieres, mañana por la noche podría leerte algunos más”.

Y allí estaba, mirándola. Viendo como su cuerpo se movía ante mí y sobrepasando cualquier pensamiento que yo nunca hubiera podido tener hasta ese momento.

Sus pechos redondos y con unos pezones totalmente erectos se descubrían debajo de aquella capa roja que la cubría.

Mis labios se humedecieron, igual que lo hizo mi sexo. Pero no podía moverme. Ella me lo había prohibido. Y aunque mi deseo de besarla y abrazarla era cada vez más grande, sólo podía mirarla.

Al girarse su hombro también quedó al descubierto, igual como lo hicieron sus nalgas al dejar caer la capa. Con cada uno de sus movimientos mi cuerpo se encendía más y más. Mi sexo, completamente duro, ardía como lo hacía mi piel. Necesitaba tenerla. Compartir mi deseo y que su cuerpo encendiera igual como lo hacía el mío.

Mirándome de nuevo, como lo hizo aquel san Jorge, se aproximó hasta casi rozar mi mejilla. Y con su voz cargada de sensualidad la escuché decir “ven y hazme soñar”.

El tiempo pareció detenerse. Nuestros cuerpos se fundían mientras mis labios recorrían toda su piel. Mis manos acariciaban sus pechos igual como ella lo hacía con mi sexo. Bajé las manos hasta su cintura, noté como se contraía. Seguí hasta llegar a su sexo completamente húmedo. Ella no necesitaba más. Quizás la hubiera podido follar en ese mismo momento y empotrarla con una sola embestida, pero antes quería disfrutar de toda ella. Notar el calor de su interior. Oír sus gemidos de placer. Ver su cuerpo temblar y revolverse una y otra vez.

Primero con la lengua y luego con mis dedos, noté como su sexo casi explota. Y de nuevo su mirada clavada en mis ojos. Entendí que era el momento. Giré su cuerpo para que sus nalgas me golpearan cada vez que la penetrara. Nuestros movimientos se acompasaron igual como lo hicieron nuestros gemidos. Ya no necesitábamos más. Ella se corrió al notar como mi liquido llenaba su interior. Luego, sin necesidad de parar, nos volvimos a correr. Perdí la cuenta, queríamos sentir cómo nuestros cuerpos se convertían en uno solo.

Ella me había dejado entrar dentro de su cuerpo y yo, a ella, en mi corazón. Había sido su poesía. Había sido aquel deseo compartido.
****z2 Mujer
963 Publicación
El amor a través de la poesía .
Precioso y sensual relato

Un regalo 🎁
******r63 Hombre
2.700 Publicación
Muy sensual y con los correspondientes homenajes. *bravo* *bravo*
Inscríbete y participa
¿Quieres participar en el debate?
Hazte miembro de forma gratuita para poder debatir con otras personas sobre temas morbosos o para formular tus propias preguntas.