Seducido por Freja

Seducido por Freja
Los hechos que voy a narrar tuvieron lugar aproximadamente en 1997 o 1998, pero la historia comenzó muchos años antes.

Concretamente comenzó un verano cuando yo tenía 12 años y en casa por el mes de julio recibimos la visita de mi tío Abel (el hermano menor de mi padre) acompañado de su novia con la que se iba a casar en el mes de septiembre. La visita tenía por objeto presentársela a mis padres e invitarles a la boda.

Abel tiene 7 años menos que mi padre. Al igual que mi padre desde jovencito trabajó en el extranjero. Abel se fue a trabajar a una instalación de extracción petrolífera en Suecia a finales de los años 70.

Por entonces mi tio Abel ya estaba casado pero a los pocos años se divorció y empezó a salir con una muchacha sueca que conoció trabajando allí.
Esa muchacha se llama Freja. En aquel verano que estuvieron en nuestra casa unas días Freja era una muchacha rubia, con los ojos de un color verde intenso y larga melena rubia. Con la piel muy blanquita y que apenas hablaba algo en castellano con bastante dificultad.

Yo era entonces un niño adolescente de 12 años y tampoco me fijé demasiado en Freja como para acordarme de todos los detalles de su físico, salvo por uno que saltaba a la vista: sus grandes y rotundas tetas que se marcaban mucho bajo su suéter.
Estuvieron en nuestra casa durante dos días pues tenían que seguir visitando a más familiares para entregarles las invitaciones.

Aunque mis padres les enseñaron la zona y les llevaron a la ciudad próxima para que conocieran sitios y de cena, lo cierto es que nosotros vivíamos en un pueblo donde no había mucho que ver.

Así que cuando no se iban a ningún otro sitio, Freja estaba en casa con mi madre. Como era verano solían sentarse al lado de la piscina mientras mi hermana pequeña y yo correteábamos y nos bañábamos desnudos en nuestra piscina.

Ese verano que Freja estuvo en nuestra casa era el sexto año que yo llevaba siendo tratado por una endocrinóloga privada para reducir los elevadísimos niveles de testosterona con los que había nacido y que me habían ocasionado, entre otros efectos, tener un pene descomunalmente grande para un chaval de mi edad. El pene largo y gordo que colgaba entre mis piernas mientras nadaba y correteaba por la piscina desnudo a la vista de Freja…

Unos cuantos años después, en 1997 yo estudiaba en el instituto. Ese verano tenía una novieta que también estudiaba en el instituto llamada Carmen con la que ya había follado unas tres o cuatro veces y ocasionalmente también tenía sexo con Carlos, un chaval de mi edad que estaba enamorado de mi polla. Con Carlos lo que hacíamos era básicamente chuparnos las pollas, lamernos los huevos y los culos, aunque nunca llegamos a la penetración.

Y yo, siendo un jovencito de casi 19 años de edad con las hormonas a tope y el sexo todo el día en la cabeza, obviamente no tenía muchas ganas de alejarme de allí siquiera unos días cuando mis padres me dijeron que nos teníamos que ir una semana a visitar a nuestro tio Abel y a su mujer Freja a su casa rural en Ojedo, un pueblo al lado del turístico Potes en Cantabria.

Mi tio Abel vivía en una impresionante casa toda de piedra por el exterior con una gran finca situada en la una loma. Se notaba que mi tio Abel tenía mucho dinero. En aquel entonces era uno de los directivos en España de Petronor, que llevaba el área de contratos y distribución de carburantes a gasolineras. Ganaba mucho dinero pero se pasaba casi todo el tiempo viajando para sellar contratos y reunirse con distribuidores y clientes.

La casa tenía por la parte posterior una amplia finca por la que atravesaba incluso un rio al fondo de la finca.

Al llegar a su casa nos recibió mi tio Abel con Freja. Su mujer era muy distinta a como la recordaba de cuando era niño. Ahora tenía el pelo de color negro y media melena, totalmente liso y no rizado como era cuando la vi por primera vez. Y su piel estaba muy bronceada, ya no era la muchacha blanquita que recordaba.

También la vi no gorda pero si rellenita, tenía algo de barriga, mientras que cuando la vi por primera vez era muy delgadita, lo que hacía que resaltasen todavía más sus grandes tetas.

Yo ese día que llegamos a casa de mi tío Abel estaba enfurruñado. Había discutido con mis padres porque no quería ir con ellos. Yo prefería estar en nuestra casa y follar con Carmen y con Carlos antes que andar de viaje por ahí con mis padres y mi hermana todo el rato cerca de mí. Pero mis padres me obligaron a ir sin darme opción.
Y yo estaba MUY enfadado. Ese día que llegamos a casa de mi tío me comporté como lo que un adolescente malcriado. Aun así, mis tíos me trataron muy bien y bromeaban conmigo para hacerme sonreír.

Durante la cena en la casa mis padres acordaron con mi tío Abel visitar Bilbao al día siguiente. Mi padre, que trabajaba en el sector de distribución de maquinaria de hostelería deseaba introducirse en el sector del aire acondicionado y mi tio Abel le iba a presentar a unos empresarios del sector que trabajaban en Bilbao.

Yo, que seguía enfadado con mis padres dije que prefería quedarme en casa. Y era verdad. Lo que menos me apetecía era pasarme medio día en un coche con mis padres.

Además, cuando mis tíos me enseñaron el dormitorio que me habían asignado en la casa hubo algo que despertó mi interés.

En una esquina de la habitación había un sintetizador Roland Jupiter 8 junto con un magnetófono de cinta y unos aparatos de sonido. Y es que mi tío Abel era músico aficionado que de joven había tocado en grupos como guitarrista.

Yo de niño había ido a clases de solfeo y piano y me gustaba mucho la música. Cuando vi aquel sintetizador Roland Jupiter me llevé una sorpresa, pues era uno de los sintetizadores que tocaba Nick Rhodes, del grupo Duran Duran (uno de mis grupos favoritos por aquel entonces).

Yo ya había decidido que al día siguiente mientras mis padres marchaban de viaje yo me iba a dedicar a trastear con ese magnífico sintetizador en mi cuarto. Además en ese dormitorio también había televisión y mi tío Abel tenía una antena parabólica con lo que se podía ver la MTV y muchísimos canales más.

Dicho y hecho. A la mañana siguiente yo me desperté totalmente desnudo (siempre duermo desnudo desde niño) en la cama sin saber dónde estaba. Me llevó unos segundos recordar que estaba en Ojedo en el chalet de mis tios.

Rayos de sol se filtraban por los agujeros de la ventana entreabierta iluminando levemente el dormitorio.

Como siempre hacía de joven me estiré en la cama para desperezarme y me quede durante unos minutos jugando con mi pollón totalmente duro llegándome por encima del ombligo tumbado en la cama mientras empezaba a recordar la ultima vez que había follado con Carmen hacía cuatro días y volvía a tener esa fantasía en la cual yo penetraba a Carmen con mi pollón mientras Carlos me follaba el culo a mí.
Así estaba tumbado en la cama con mis ojos cerrados pajeando mi polla a dos manos arriba y abajo cuando decidí chuparme la polla como hacía desde niño echándome en la cama con las piernas elevadas por detrás de los hombros.

Abrí los ojos para echarme hacía abajo en la cama cuando vi a la mujer de mi tío asomada a la puerta del dormitorio mirándome. Me quedé cortado, paralizado. Sentí como mis mejillas se ponían muy calientes al ruborizarme por completo.
Freja me dijo:

“Buenos días, joven”. “Yo me voy a ir a bañar a la alberca en el rio, quieres venir conmigo?”.

Yo totalmente desnudo en la cama, con mi pollón totalmente duro a la vista de mi tía me costó unos segundos reaccionar. Cogí la almohada a mi lado y la puse tapando mi polla dura y respondí:

“Si, claro, ahora voy”.

Mi tía Freja sonrió y cerró la puerta.

Yo me senté al borde de la cama con mis piernas abiertas, mi pollón duro colgando entre ellas y mi corazón palpitando acelerado del susto que había tenido al ver como Freja me vio totalmente desnudo.

Me vestí y me dirigí a la cocina. Allí estaba la criada que tenían mis tíos, una chica joven colombiana o mexicana, no recuerdo.

Me preguntó si quería desayunar y yo dije que sí. Mientras desayunaba asomó por la cocina Freja totalmente desnuda para decirle algo a la criada. Al pasar a mi lado me miró a los ojos aunque yo miraba sus grandes tetas bronceadas frente a mi y me dijo “nosotros nos bañamos desnudos en la alberca. Termina de desayunar y nos vamos”.
“Vale” respondí yo sin quitar mis ojos de sus grandes tetas y de su coño depilado con un pequeño triangulo de pelo por encima. Me fijé que llevaba tatuado un pequeño corazón de colo rosa en la parte superior de su coño. Giré mi cabeza cuando Freja salía de la cocina y miré su culazo rotundo y bronceado.

Me dirigí a mi dormitorio y durante unos segundos dudé si quedarme mejor allí tocando el sintetizador Roland Jupiter o si irme a bañarme al rio con Freja. Y es que al ver su cuerpo de mujer adulta desnudo ante mí mi polla ya se había puesto medio dura y sabía que no me iba a poder controlar si estábamos desnudos los dos en el rio.

Al final pudo más la excitación del momento. Así que me desnude por completo y con mi pollón colgando largo y morcillón entre mis piernas salí de la casa donde ya estaba fuera esperando mi tía totalmente desnuda, con una toalla anudada a su pelo y un pequeño bolso de color blanco colgando de su hombro.

Cuando estuve desnudo al lado de mi tia ella se giró hacia la casa y llamó en voz alta a la criada, que se asomó por una de las ventanas viéndonos a Freja y a mi totalmente desnudos.

Freja le dio unas instrucciones respecto a la cena de esa noche y a continuación empezamos a caminar por el sendero empedrado que llevaba al rio.

Freja empezó a hablar conmigo. Recuerdo perfectamente su acento nórdico y que terminaba casi todas las frases con algo que sonaba como “ya”.

Mientras caminábamos Freja me dijo:
“Ya estas hecho todo un hombre grande, ya”

Yo no respondí.

“Me acuerdo hace años cuando estabas con tu hermanita desnudo en la piscina, ya me fijé en lo grande que eres ahí” dijo Freja acercando su dedo índice hasta casi tocar mi polla que se balanceaba larga y gorda entre mis piernas al caminar.

Yo asentí con la cabeza mirando hacia el suelo sin decir nada.

“Ya eres un hombre muy grande. Con eso tan grande que tienes ya habrás estado con algunas madres, ya? Preguntó Freja.

Yo respondí en voz baja “Sí, con algunas”.

En aquel momento ni plantee lo absurdo que resultaba que un chaval estudiante de instituto le dijese a una mujer adulta que ya había tenido sexo con mujeres madres. Pero en aquel momento yo estaba un poco cohibido y solo sabía decir “SÍ” a todo.
Llegamos al rio, en la parte del fondo de la finca. Aunque esa mañana ya hacía mucho calor, al lado del rio había sombra de los árboles y se estaba fresquito.

Freja dejó la toalla sobre la hierba y se metió dentro del agua. El rio formaba un pequeño estanque de poca profundidad. Yo me senté desnudo sobre la hierba al borde del agua con mis piernas dentro del rio.

Freja dio unas brazadas en el agua y se puso de pie acercándose a donde yo estaba sentado.

Yo mirando a Freja nadar desnuda ante mí ya tenía mi pollón totalmente duro.
Freja se sitúo delante de mí y me separó las piernas, quedando mi polla erecta balanceándose entre mis piernas.

Freja me agarró la polla con sus dos manos y mirándome a los ojos me dijo sonriendo
“Vaya hombre grande eres ya” mientras agachándose acercó mi polla a su boca y se la metió dentro.

Yo separando mis brazos me apoye en ellos con la espalda inclinada hacia atrás y sin decir nada abrí del todo mis piernas dejando que Freja me mamase el pollón.
Freja sacó mi polla de su boca y me dijo

“Enséñame que les haces a esas mamas. Quiero saber que les haces a las mamas con esta cosa enorme que tienes”.

Volvió a meterse mi polla en su boca y siguió chupando cada vez más profundo.

Yo ya estaba totalmente lanzado y tenía claro que quería follarme a Freja. Iba a follarme a Freja sí o si.

Me eché hacia adelante y aparte las manos de Freja de mi polla.

Agarrando mi pollón con mi mano por la base agarré con la otra mano la cabeza de Freja por su pelo y sujetándola para que estuviera quieta empecé a mover mis caderas adelante y atrás follando su boca con mi pollon largo y duro.

Freja tragaba mi polla con la boca bien abierta y sin mover la cabeza. Yo empujaba más y más a ver hasta donde podía tragar. No pudo pasar de la mitad de mi pollón. Hacia ruiditos con su boca y su saliva al tragar la polla.

Me puse de pie con el agua llegándome por encima de las rodilla y comencé a mover mi culo adelante y atrás empujando mi pollón con más fuerza dentro de la boca de Freja viendo como sus tetas grandes se balanceaban con cada embestida de mi pollón en su boca.

Salimos del agua y Freja extendió la toalla grande sobre la hierba y se tumbo con las piernas abiertas y separadas ofreciéndome su coño. Yo me incliné de rodillas y empecé a comerle su coñito con mi lengua. Estaba delicioso.

Freja me acariciaba el pelo con sus manos mientras yo le comía el coño y empezó a jadear muy alto.

“Así, así, hazme como le haces a las mamas que te follas, así, así….” Decía Freja mientras yo le levantaba el culo hacia arriba y mi lengua pasaba de su coño a su ano y de su ano a su coño sin descanso y cada vez más deprisa.

Freja masajeaba sus grandes tetas con sus manos mientras jadeaba con los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás.

Freja agarró su pequeño bolso y sacó de el una ristra de condones. Abrió uno de ellos e intento ponérmelo en la polla pero no entraba.

“Eres tan grande que no te lo puedo colocar, ya” dijo Freja.

Yo le dije que me la chupase otra vez.

Freja se metió mi polla en la boca y la mojó bien de saliva.

Abrió otro condón y esta vez si que pudo ponérmelo en la polla. Lo extendió hacia la mitad más o menos por miedo a que se fuese a romper y se tumbó de lado sobre la toalla ofreciéndome su culo.

Yo me puse también de lado tumbado por detrás de Freja y le levanté su pierna por encima de la mía y agarrándome mi polla por la base con la mano se la acerqué a su coño por detrás y se la clave de un golpe.

Freja dio un pequeño grito de placer o dolor al sentir mi pollón entrando de golpe en su coño y yo empecé a mover mi culo adelante y atrás bombeando mi polla dentro de su coño cada vez más adentro y más deprisa.

Una de mis manos acariciaba las tetas grandes y duras de Freja mientras que con la otra le acariciaba el clítoris mientras la penetraba.

Freja giró su cara hacia mi cara y empezamos a besarnos mientras ella gemía de placer y yo le pajeaba su clítoris con mis manos.

La penetraba cada vez más adentro.

Freja jadeaba ya muy alto y muy seguido. Me empujó hacia atrás haciendo que me tumbase boca arriba sobre la hierba.

Quede boca arriba mientras tenía a Freja sobre mí con mi polla todavía dentro penetrándola.

Freja se tumbó sobre mí mientras yo levanté mis piernas y apoyándome en ellas bombeaba fuerte clavándole todo mi pollón entero a Freja en su coño.

Lo que más me impresiono fue sentir sobre mi el peso de Freja mientras la penetraba. Era la primera vez que yo tenía sexo con una mujer adulta.

Estaba acostumbrado a follar con las chicas del instituto, unas crías pequeñas en comparación con Freja que era una mujer adulta y grande.

Una de las cosas que más recuerdo del sexo con Freja fue la sensación de su cuerpo grande y pesado sobre mí.

“Me corro, ya, me corro!!” gritó Freja con los ojos cerrados y su cara al lado de la mía. Yo agarraba fuerte sus tetas grandes con mi mano y con la otra mano seguía masajeando su clítoris y en ese momento me dejé ir y me corrí yo también.
Nos volvimos a la casa tras darnos un baño en el rio para limpiarnos y quitarnos el sudor del sexo que habíamos tenido.

Esa mañana vino a comer una amiga que trabajaba con Freja en Potes. Freja que había estudiado bellas artes era la directora del museo local en Potes.

Yo durante la comida no dije ni una palabra. Freja y su amiga conversaban, pero yo permanecí en silencio tratando de asimilar lo vivido esa mañana en la alberca.

El resto del día estuve algo preocupado con miedo a que mi tío Abel se enterase de lo que había pasado. No se porqué se me metió en la cabeza la idea de que igual la criada nos había seguido hasta el rio y había visto todo y se lo iba a contar todo a mi tío.

La realidad es que eso era algo absurdo y mi tío Abel nunca supo que esa mañana yo follé a Freja, o mejor dicho Freja me folló a mí.

Con el paso del tiempo y sabiendo el efecto que siempre ha producido el tamaño de mi pene en cuantos lo han visto yo me plantee que igual Freja y mi tío eran uno de esos matrimonios liberales y que sabiendo Freja el pene tan grande que tenía ya de niño se había puesto de acuerdo con mi tío para quedar a solas y follar conmigo aquella mañana.

En fin, imaginaciones y tonterías de un jovencito que aquella calurosa mañana del mes de julio tuvo sexo por primera vez con una mujer adulta.
*****ndo Mujer
216 Publicación
Ya que has borrado el otro Post, te lo vuelvo a repetir, eras menor de edad cuando eso pasó?
Cita de *****ndo:
Ya que has borrado el otro Post, te lo vuelvo a repetir, eras menor de edad cuando eso pasó?

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