Todo empezó en el bar del hotel donde ella se alojaba. Era un viaje rutinario por trabajo, pero esta vez Alicia tuvo que salir fuera de España. Tuvo que ir a la sede que su empresa tenía en Hamburgo, Alemania.
Una vez finalizó su jornada laboral se dirigió al hotel en taxi.
Normalmente solía hacer algo de turismo, después de trabajar, por las ciudades que viajaba por cuestiones laborales. Lo solía hacer siempre y cuando no estuviera muy cansada.
Pero esta vez el frio, la oscuridad y el tiempo lluvioso otoñal no acompañaba para nada y esa tarde decidió quedarse en el hotel en vez de hacer algo de turismo.
Después de adelantar un poco de trabajo del día siguiente en su portátil, decidió darse una ducha para luego bajar al restaurante del hotel a cenar.
Como no sabía hablar prácticamente nada de alemán, las reuniones de trabajo las tenían en ingles, no tenía mucho trato con la gente. Lo estricto y necesario dentro del hotel, vamos y en ingles.
Después de cenar fue al bar a tomarse una copita de
Baileys. Era lo único que solía beber Alicia, bueno y algo de vino en las comidas. Cuando el camarero puso su bebida Alicia la cogió y se sentó en uno de los amplios sofás que había en el bar. Apenas había gente, un hombre trajeado hablando por el móvil en alemán y una pareja cercana a ella que se fue al poco tiempo de sentarse ella.
Siempre que salía fuera estaba un poco atenta a las conversaciones que tenían las demás personas en el hotel para ver si “cazaba” a algún hispano hablante y así poder hablar con otras personas y no sentirse tan aislada. Así que puso la oreja y… no había nadie con quien charlar así que decidió llamar a su hermana para ver que tal estaba.
Mientras estaba hablando con su hermana se acercó a ella un hombre de mediana edad, unos treinta le calcularía ella. Se sentó en el sofá de enfrente a ella la miró y le dijo "
Gute Nacht" y dejó las llaves de su
Porscheencima de la mesa. Después de estar un rato hablando con su hermana y mirando hacia otro lado Alicia se percató de que el hombre le estaba mirando a los ojos mientras daba pequeños sorbos a su vaso.
En un principio Alicia desviaba la mirada al encontrarse con la del hombre, para luego hacerse la tonta y al cabo de unos segundos volver a mirar al hombre que... seguía mirándola.
- Mira, estoy aquí en el hotel sentada en un sillón del bar y hay un tío que se ha sentado delante de mí que no me quita ojo. - dijo Alicia
- ¿Es guapo? - preguntó su hermana
- Pues la verdad es que si que es guapo. Esta afeitado y puedo oler su perfume o after shave desde aquí.
- ¿Cómo va vestido? - preguntó su hermana
- Tiene traje gris con corbata y unos zapatos impolutos de limpios. Yo creo que se los acaba de comprar. - dijo Alicia
- ¿Que pasa que te lo quieres ligar tu? - preguntó Alicia a tu hermana
- Jaa,jaa. Yo no estoy ahí. Pero tu si, y no sé, quien sabe si esta noche no triunfas, jaaa,jaa. - dijo riendo su hermana
- Si, ya. Bueno, te dejo que ya me estoy poniendo nerviosa con tanta miradita. - dijo Alicia colgando la llamada
Se agachó hacia la mesa para tomar su vaso de Baileys y el hombre también se inclinó hacia ella estando ambos a menos de un metro de distancia cuando dijo:
- Mmmmm... ¿Española? - dijo con una pronunciación casi perfecta
- Si. - contestó muy sorprendida Alicia
No me jodas que ha entendido todo lo que he dicho de él - pensó Alicia
- Me gusta el español. Solía ir de pequeño mucho a España a veranear con mis padres de niño. Perdón, me presento me llamo Axel. - dijo el hombre tendiendo la mano para saludar a Alicia.
Alicia le correspondió el saludo y le estrechó su mano. Una mano varonil grande, muy bien cuidada de uñas y muy suave.
- Yo soy Alicia, encantada.
Y con esa presentación ambos estuvieron hablando sobre todo un poco. Al parecer él era ingeniero de la automovilística Porsche y también estaba de viaje, como ella. El vivía en Berlín, pero no le gustaba conducir de noche así que se iría de vuelta por la mañana. Solía ir bastante a ese hotel le dijo. Estaba soltero, tenía 32 años y había viajado bastante. Le gustaba conocer sitios y culturas nuevas.
La verdad es que hablaba muy bien español, con un poco de acento, pero se le entendía todo bastante bien, cosa que sorprendió gratamente a Alicia.
Cuando ambos se acabaron sus bebidas. Alicia se levantó para retirarse a su habitación a descansar y Axel dijo:
- ¿Ya te vas?. ¿Tomamos la última?
Alicia dudo durante unos instantes, pero la verdad es que el gustaba la compañía y como ya tenía trabajo adelantado del día siguiente, miro el reloj y vio que podía irse un poco más tarde a la cama.
- Vale, pero una y no más. - dijo Alicia.
- ¿Te gusta licor de café?- pregunto Axel
- No lo he probado nunca - dijo Alicia
- Está muy rico. A mí me encanta. Sobre todo ahora por la noche. Es como Baileys, pero con sabor a café y algo más fuerte.
¿Quieres probar uno?. Yo invito - dijo Axel
- Bueno, hay que probar cosas nuevas dijo Alicia. Vale, pídeme uno a mí también.
Axel se fue y al cabo de unos minutos volvió con las bebidas.
• ¿Me puedo sentar a tu lado?- pregunto Axel
• Si claro, - dijo Alicia
Esta vez al sentarse pudo oler de cerca el perfume de Axel que le gustó bastante a Alicia. Es raro ya encontrarse a un hombre perfumado.
En la distancia más cerca pudo percatarse mejor de sus rasgos faciales y del color azul intenso de sus ojos.
Tenía una mirada un tanto seductora que le estaba empezando a gustar a Alicia.
Probaron el licor y ambos fueron entrando en calor y el efecto del alcohol empezó a hacer efecto y a desinhibir a ambos. Axel tocaba de vez en cuando a Alicia en la mano y en el brazo para luego pasar a poner la mano en su muslo durante unos segundos. Un roce por aquí, otro por allá, cosa que a ella le gustaba.
Él le contaba aventuras de pequeño cuando estaba de vacaciones es España. A ella le hacía gracia y se reía.
Cuando ya estaban los dos medio piripis Alicia se levantó para ir al baño y... los grados del licor de café hicieron acto de presencia causando que Alicia perdiera el equilibrio y se cayó de culo encima de Axel. Este puso sus manos en el culo de Alicia para amortiguar el golpe y se quedó sentada encima de las rodillas de Axel.
- Uy, perdón. Madre mía, creo que estoy pedo. Creo que después del baño me retiro ya. Estoy bastante perjudicada con el licor este. - dijo Alicia
Al regresar del baño Axel la estaba esperando de pie y le dijo:
- Te acompaño a tu habitación no te vayas a caer otra vez
- Bueno, como quieras. - dijo Alicia
Ambos se dirigieron al ascensor y justo cuando Alicia iba a pulsar el botón del ascensor se torció un tobillo perdió el equilibrio de nuevo y casi se cae. Axel se apresuró y la sujetó por la cintura fuertemente y la acercó tanto a su cuerpo que estaban prácticamente nariz con nariz. Esa sensación de protección y de sentirse rodeada por unos fuertes brazos masculinos le gustó a Alicia.
- Uy, creo que se me ha roto el tacón del zapato - dijo Alicia
Axel aflojo el brazo y Alicia pudo separarse de él para comprobar que... efectivamente se le había roto el tacón del zapato.
- ¡Mierda, y no tengo zapatos de repuesto! - dijo Alicia
Entraron en el ascensor y Axel cogió de nuevo a Alicia de la cintura. Ella lo rodeo con el brazo también de su cintura y apoyo su cara en su hombro.
Al llegar a la habitación de Alicia esta se quito los zapatos y apoyada de espaldas a la puerta dijo:
- Bueno, aquí es.
Axel se acercó a ella la miro fijamente a los ojos y le dijo acariciando y retirando un mechón de su pelo detrás de su oreja:
- ¿Te han dicho alguna vez que eres preciosa?
La verdad es que Alicia, a pesar de ser cuarentona ya, se conservaba bastante bien y era una mujer guapa.
- Uuufff... la de años que no me decía nadie - dijo Alicia resoplando.
Entonces Axel se acercó hasta tocar nariz con nariz con Alicia y al ver que ella no le retiraba la besó muy despacio y con los ojos abiertos, por si ella decidía darle un bofetón, pero... no. Todo lo contrario, ella le devolvió el beso y rodeo su cuello con sus brazos uniéndose ambos en un cálido abrazo.
- Tú sí que eres guapo. - dijo Alicia dándose la vuelta y abriendo la puerta de la habitación con la llave magnética.
Entro ella y él se quedó en la puerta como esperando la aprobación de ella que girándose le hizo una señal con el dedo índice de "ven aquí".
Axel entró y cerró la puerta. Lo que pasó a continuación fue que cambiaron radicalmente su modo de comunicación. Pasaron del lenguaje hablado y prácticamente no decir ni una sola palabra al lenguaje corporal y no verbal.
Alicia se sentó en la cama y empezó a desabrochar el cinturón del pantalón de Axel. Se desnudaron mutuamente mirándose, sonriendo, sin decir nada, pero diciéndolo todo con la mirada. Cuerpos deseosos de entrelazarse de disfrutar el uno del otro con besos y caricias por todo el cuerpo.
Cuando estuvieron totalmente desnudos Alicia pudo observar el cuerpo de Axel que lo tenía totalmente depilado, incluido su sexo. No tenía un ápice de grasa en su abdomen y aunque no tenía una tableta de chocolate se notaba que iba al gimnasio.
Axel también pudo contemplar el cuerpo de Alicia. La recorrió, acareándola con su mirada, de arriba a abajo. Cogió a Alicia de la mano y la llevó al centro de la cama donde con señas dijo que se tumbara boca abajo, pero antes le pregunto:
- ¿Confías en mi?
Alicia asintió con la cabeza.
Entonces Axel vendó los ojos de Alicia con su corbata y se puso desnudo encima de ella, poniendo sus genitales en el culo de Alicia.
Empezó a acariciarla muy suavemente con la yema de los dedos empezando por los hombros y bajando por la espalda haciendo un recorrido zigzagueante con ambas manos hasta llegar a su cadera.
Repitió la misma operación varias veces para después pasar a hacer lo mismo, pero con sus labios y su lengua.
Se aparto de ella y se puso a su lado para acariciarla esta vez de los glúteos hacia abajo. Cara interna de los muslos, gemelos hasta llegar a sus pies.
Hizo lo mismo, pero esta vez boca arriba. Cuando la lengua de Axel llegaba al sexo de Alicia ya notaba su calor y humedad. Pero no toco mucho el clítoris porque lo reservaba para más adelante. Quería excitarla al máximo para ir incrementando tensión sexual para hacerla explotar mas tarde en un sinfín de orgasmos múltiples.
El resto de la noche la pasaron sumergidos en un mar de besos y caricias repartidas por todas las zonas erógenas y no tan erógenas de sus cuerpos. Prácticamente no dejaron un rincón sin tocar, besar o acariciar. Juego de miradas y sonrisas. La sensación del roce de piel con piel dejo paso a la de sus lenguas que hacían delicias en los genitales de ambos.
Aquella fue una noche de lujuria y placer que Alicia tardaría muchos años en olvidar.
Cuando Alicia se despertó ya era de día, entraba luz a raudales por el ventanal de la habitación que tenia las cortinas descorridas. Se sorprendió al comprobar que estaba desnuda, medio destapada y atravesada en la cama y con los pelos alborotados y encima con la cama patas arriba, como si hubiese pasado un huracán.
Entonces Alicia se pregunto:
- ¿Lo de anoche ha sido un sueño húmedo? Porque no me acuerdo de casi nada, solo recuerdo leves fragmentos en mi memoria.
Cuando se vistió de nuevo para ir a trabajar al ir a coger su teléfono móvil a su lado encontró una caja de zapatos en la mesa junto con una nota que decía lo siguiente:
Gracias por una noche inolvidable. Eres una mujer increíble.
Por cierto, me he tomado la libertad de comprarte unos zapatos nuevos. Espero que te gusten y sean de tu talla.
Besos
Con cariño, Axel
P.D: Me gustaría seguir practicando español contigo otro día.
Y debajo había escrita una dirección de correo electrónico.
Alicia levanto la cabeza y una gran sonrisa iluminó su cara.