Habitación en Compostela

Una sonrrisa de ternura se le escapó y Al darse cuenta de planteó si tenía algún sentido sentir así en aquel momento.
Una sonrrisa tierna mientras, de pie, y desnudo veía la escena.
La veía a ella, su inteligente amiga su compañera de risas y juegos. Veía como suavemente recorría con la llema de su dedo índice sus labios como comprobando que do se perdiera ni una sola gota procedente de la polla que acababa de lamer.
Ella,siempre tan organizada, había organizado aquel encuentro.
Un amigo de paso por Compostela, las ganas de disfrutarnos al tiempo... No le costó convencernos.
El, lisboeta, culto, algo serio pero con un agudo humor. Quedamos antes para tomar una cerveza y charlar. Cuando subimos al piso, parecía que eramos viejos amigos camino de una cena de antiguos alumnos.
Al llegar nuestra muy organizada amiga lo tenía todo más que pensado. Era evidente que era él centro de todo y se sentía cómoda siendolo.
Sonrrisa cómplices y relatadas de los tres y muy pocas palabras... Toda la ropa desaparece de mi recuerdo. Los primeros besos, pocas caricias y los pequeños e incontrolados jadeos que tanto conozco escapaban de entre sus dientes.
Acerque mi mano a sus muslos y apartandolos acaricié sus labios que sabía de antemano que estarían empapados.
Con una mirada dirigí la de nuestro compañero ahí, aparté mi mano para que él viera con calma ese pubis maravilloso que tiene.
Ella Burlona, hambrienta y tranquila Al tiempo llevó la mano de João a su sexo y mis dedos a a su boca.
Me aparté observando desde fuera lo que tantas veces vivi desde dentro.
Ver él placer que se daban, con que pasión y cariño se arrancaban humedades y jadeos.
Y me descubría ahora sintiendo como se dibujaba una sonrrisa llena de ternura en mi boca justo antes de unirme a ellos.
La habitación se lleno pronto y durante horas de nuestros jadeos, de dolor placentero, de palmadas resonantes y dientes que aprietan una polla, de semen y sábanas empapadas y tiernas caricias