Una noche solo una para siempre.

Metí la mano por debajo de su camisa para sentir su tripa acariciar el ombligo, el silencio lo decía todo sólo se podía escuchar nuestra respiración, sentada entre mis piernas notaba mi excitación al dejarme llevar por las curvas de su piel.
Agarró mis rodillas sin darse la vuelta y yo agradecí besándole con dulzura su cuello que ella aprovecho para girar su cabeza y besarme apasionante excitados. Yo con ganas de ella, ella con ganas de mi.
Me encanto levantarle la camisa sin desabrochar mostrando sus pechos y arranque mi camiseta para poder sentir su piel, nuestros cuerpos ya empezaron a tener esa capa de sudor que hacía brillar su cuerpo.
Desnudó mi cintura me dolía el pene de las ganas que tenía de ella miedo a correrme con sólo que me tocará, pero era imposible los dos éramos uno ahora.
Me gustó bajar para besarla en sus muslos, rozando los labios húmedos con mi mejilla, sufrimiento de placer, tu por qué llegará al clítoris yo por comerte a besos y absorbente tú miel...... todo cambio..... ahora era yo al que se lo llevaba y yo me dejé, me encanta ser el follado, ella sabía que quería yo también.
Recordar cuando metió mi pene dentro de ella, notando cada músculo de su vagina abriéndose y apretándome.
Déjame lamerte cuando lleguemos a corrernos le decía al oído antes de que usáramos todo el tiempo del mundo y todas las maneras de hacer que nuestro cuerpo se tocase, sus pechos en el mío en mi pierna se rozaba el coño húmedo yo sentía mi polla por sus glúteos y mis pezones su espalda entré un abrazo y besos en los labios y absorber su lengua.
Me gusta recordar cuando nos relajamos llenos de sudor y mi cabeza entré sus pechos y su tripa.
El aroma a ella fue su regalo para toda la vida