El Priorat
¿Recuerdas esa ruta de 70km que hicimos hace años por el Priorat? Cruzamos viñedos, campos de olivos, bosques de pinos y esos pequeños pueblos medievales de calles empinadas en cuyas casas de piedra haciamos noche.Éramos dos jóvenes, de países distintos, unidos por la beca Erasmus, pero que nos entendiamos más con miradas y sonrisas.
Éramos incansables, con la ilusión de tener toda una vida por delante y tantos sueños por vivir.
¿Y el último anochecer? Ante la silueta lejana de la villa de Cantallops, te desabroché esa fresca blusa veraniega dejando ante mi esos redondos pechos rosados, coronados por pezones también rosados, que deseaba excitar con mi lengua.
Tan pronto notaste mi erección, me libraste de la presión de mis vaqueros, la puse entre tus manos y en modo de adoración oriental empezaste a lamerla e introducirla en tu boca acelerándote la respiración.
Jugabas con ella y yo jadeaba de placer, mientras deseaba hacer lo mismo, acompasando un 69 de libro.
Sabía que tu menudo cuerpo calzaba bien con el mío, en segundos te pusiste a cabalgar sobre mí polla que parecía la extensión de tu columna vertebral.
Parecías poseída, en realidad lo estabas, la querías dentro y dentro estaba, con un tu trote acelerado, que me llevaría a correrme.
Lo evite sacándotela y cambiando a una posición en la que la recibías por detrás siendo yo el que marcaba el ritmo.
Nos fuimos al mismo tiempo, no nos conocíamos a fondo pero si llegamos al fondo de nuestros pozos de placer.