EL BALCÓN (3)
Seguimos con el encuentro de nuestra querida usuaria, con sorpresa doble…No podía salir de mi asombro, me quedé quieta, mirándole, el muy capullo esbozaba una sonrisa entre maliciosa y de satisfacción. Me separé de él, bajé mi falda, y entré en casa muy nerviosa.
“¿Quién eres?”
“Soy Juanjo, he venido con tu chico, me ha dicho que podía venir a tu casa con él, que tenía una sorpresa preparada para ti, por vuestro aniversario.
Joooooder, me había olvidado, justo hoy mi chico y yo cumplíamos un año de relación, jajaja, y se me había olvidado.
“¿Y esa sorpresa de qué se trata?”
No había terminado de hacer la pregunta cuando oí el sonido de la descarga del inodoro. Mi chico no era, Juanjo tampoco, ¿había alguien más?
Se abre la puerta y aparece una mujer, una chica joven, apuesta, muy bien formada, con un culo y unas tetas que parecían de lo más apetitoso.
“Hola, soy Berta, encantada de conocerte”
Nada más pronunciar estas palabras se acercó a mi y me propinó un sonoro morreo, poniendo su mano en mi pecho y apretándolo como si le fuera la vida en ello, pellizcándome el pezón al tiempo que su lengua exploraba todos los recovecos de mi boca, y por supuesto que la mía hacía exactamente lo mismo, además de agarrarla de las nalgas y apretarla contra mi, haciendo que pareciera durante unos instantes que nos habíamos fundido en un sólo cuerpo. No sé los segundos que duró ese morreo acompañado de magreo, pero consiguió que mi nerviosismo se tornara de nuevo en excitación, haciendo que mi coño de nuevo empezara a segregar líquido y estuviera de nuevo listo para más acción.
“Vaya, que bien besas, y que apetitoso será comerte, mmmmmmm”
Mi chico entró en el salón en ese momento, polla en ristre, algo fláccida por la espera de los acontecimientos, sin haber borrado esa sonrisa socarrona que le caracteriza. Él sabía de mi bisexualidad, ya habíamos tenido algunas experiencias, pero siempre habían sido planificadas y pactadas por los dos, nunca por sorpresa.
“Cariño, he pensado que qué mejor regalo que el que te voy a hacer, he venido con estos amigos, y te vamos a hacer disfrutar mucho hoy, vamos a disfrutar de ti, y tú vas a disfrutar de nosotros”
Me quedé sin palabras, no sabía dónde meterme, la vergüenza y la sorpresa fueron sustituidas por una excitación y un estado de lujuria, unas ganas de follar, de qué me follaran, de comerme esos tres cuerpos y de que ellos me comieran a mi, que no recordaba haber sentido hace muuuucho tiempo.
Juanjo se acercó y me dio un casto besó en los labios, al tiempo que se desabrochaba el pantalón y me dejaba ver su paquete, el cual adivinaba un miembro de dimensiones generosas. Se me hizo la boca agua, más cuando Berta posó su mano en mi entrepierna para acariciarla y dijo “estás más que lista para que juguemos todos”