Piel
Suave, sutil, casi imperceptible, ese roce en mi piel que me eriza todo el cuerpo, que me hace sentir un escalofrío por toda la espalda, desde el centro de mi orto hasta la base de la nuca. Esa sensación que se me mete dentro, que me inunda, sólo con ese leve roce de la piel.
Ese no querer que pare, con los ojos cerrados, boca abajo, sintiendo cómo recorre cada centímetro, sutilmente sólo con las yemas de los dedos, desde los tobillos, subiendo por las piernas, recreándose tras las rodillas, por la cara interna de los muslos, parándose a jugar sobre las nalgas, entre ellas, y seguir espalda arriba hasta casi llegar al paroxismo cuando se acerca al cuello.
Ese roce de tu cuerpo y el mío juntos, sintiendo completa la piel de un cuerpo rozar la del otro, sentir su aroma, su suavidad, su deleite.
Ese roce, esa piel, ¿importa acaso el sexo de la piel?