Iniciando Finales
Cuando el sonido del tapón salió disparado de la botella de 'brut nature' adentrándose por sus oídos y golpeando en lo más hondo de su corazón, escuchó el sonido seco de un latido deslizarse por sus entrañas hasta posarse en su ya húmedo y excitado clítoris. Nunca habría imaginado que ese primer masaje se posaría en su piel hasta filtrarse como fina lluvia de primavera por sus poros, abiertos a sentir la excitación de ser vida. Todo su cuerpo se estremecía ante la inmovilidad del momento. Los nudos besaban la fragancia de coco que emanaba desde su piel erotizada mientras los finos cabellos de su suave dermis se erizaban ojeando ese espacio de oscuridad permanente resiguiendo la presencia de él. Con los ojos vendados, abierta de piernas y brazos en cruz, de manos y pies atada, con sus imponentes, atractivas y soleadas curvas, como uva madura transformada en delicioso elixir de dioses y dispuesta a ser ofrenda en el íntimo altar pasional, se sentía Diosa a merced del destino con el firme propósito de rendir su bien más preciado, extasiada, hallase dispuesta a entregar su eternidad con la confianza de recordar de por vida el momento presente a su lado. Un electrificante latido impactó hasta las más recónditas partes de su cuerpo cuando él poso toda la ternura de su corazón desde sus húmedos labios, y le entregó el más dulce y efervescente de los besos jamás sentido mientras el calor de su piel contrastaba con el frío reguero dorado que se abría paso, desde la cima de sus vigorosos pezones de Diosa, bajando por los costados sinuosos de los pechos hasta alcanzar la planicie del valle formado alrededor de su ombligo. En ese preciso instante, ella arqueó su cuerpo mientras él inició el descenso picado de Ícaro notando derretirse su alma, como cera alumbrada por los rayos divinos y cayendo su lengua en vuelo libre hasta adentrarse en los mares de ella. En ese instante, Naarsd creyó enloquecer de él y Geisor quedar cautivo en los confines de ella pero, toda verdad o creencia no es más que un constructo y es la incertidumbre la que muestra el misterio de la vida. Una vez saciada su sed, Geisor inició el lento ascenso por el cuerpo de ella recorriendo cada uno de los detalles que conformaban su esbelta figura rindiendo tributo a Naarsd cuyo cuerpo se agitaba débilmente, exhausto, extasiado y rebosante de plenitud. Geisor le quitó el velo de los ojos ofreciendo su desnuda mirada a los ojos de Naarsd, devolviéndole toda cordura. Naarsd, lo miró recreándose en la profundidad de sus ojos y con un largo beso, entrelazando su lengua con la de Geisor, lo redimió. Nos hemos encontrado, fueron sus únicas palabras. En silencio iniciaron la ceremonia final de amarse mutuamente sellando un pacto invisible escrito con la tinta de sus tiernos besos mojados con el tintero de sus labios y sobre el pergamino de sus desnudas pieles escribieron en el idioma secreto descifrable sólo por el latir conjunto de sus corazones. Un pacto sellado escondido, entre caricias, susurros, gemidos, sonrisas y jadeos, mientras ella arropaba y envolvía con los labios de su sexo el cetro extasiado de él.