Bitácora del desenfreno.
Mientras mis labios traviesos recorren lentamente desde tu boca a tu cuello tan solo para susurrarte cuanto te quiero y cuanto te deseo, mis manos se deslizan por tu espalda para soltar las ataduras de tu timidez, liberando mis ganas de seguir el descenso entre tu cuello y tu pecho, suave, muy lento, marcando con mi lengua cada pliegue de tu cuerpo, ya entre tus senos solo puedo acariciarlos como el viento sobre las flores en el frío de invierno, aumentando las llamas de nuestro encuentro, tu retrocedes un poco, quizás por miedo, pero yo sigo adelante con la dulzura de un caballero, pero la sed de una bestia que busca entre la pradera un riachuelo en la humedad dentro de tu feminidad, lentamente sigo bajando por el medio de tu regazo, registrando cada imperfección de tu desnudez que para mis labios son un laberinto que me lleva por el camino del bien, ya en la línea de tu bikini, tu recostada en el piso con la luna de testigo te doy la vuelta sin previo aviso, desconcertada de mis intenciones con los ojos cerrados y los labios entre abiertos con suaves jadeos no interrumpes mis acciones, me remonto a tu cuello, bajando lentamente por tu espalda que se abre como la llanura, centímetro a centímetro, palmo a palmo, quiero conocerte no por comentarios, quiero descubrirte solo mía,, me detengo un instante, no por arrepentimiento, sino por admirar tan hermosas papas que tanto he deseado, tomando con mis dientes bajo ese diminuto pedazo te tela que me separa de tu humedad profunda, de tu misterio escondido, tomo tus nalgas con mis manos con la fuerza suficiente para que sientas a este hombre que durante años te ha deseado en silencio y sin regocijo, continuo bajando por lo que queda de columna sumergiendo mi lengua traviesa entre esas colinas que jamás pasarán al olvido, con gran agilidad y rapidez la vuelta te doy otra vez, ya entre la flor de tu naturaleza el néctar comienzo absorber, dulce, embriagante, simplemente alucinante el sabor que se cuela por mi boca y se apodera de mi ser, mirándote al rostro laminetote sin para sujetando un seno y metiendo un dedo en tu boca esta danza de amor y lujuria no puede parar, siento un escalofrío que recorre mi cuerpo, dejándome sin fuerzas muero lento, muero entre tus piernas y vuelvo a nacer, porque en ti amada mía la vida y la muerte tienen sentido si estoy aferrado a tu cintura me rindo...