TARDE EN EL CINE

Aquella tarde habíamos decidido los tres que queríamos algo nuevo, y yo propuse ir a un cine X los tres, a ver qué pasaba. Tengo que decir que a Julia no le parecía muy buena idea, ella había sido siempre un poco menos valiente que Berta, pero accedió sin reparos a que lo hiciéramos.
Y así fue, no dirigimos los tres a un cine de los que estaban en el centro.
Entramos en la sala, no había mucha gente, y nos sentamos en la última fila de atrás, Julia en el centro, Berta a su derecha y yo a la izquierda. Proyectaban una película en la que de momento se estaban viendo a dos mujeres y un hombre (qué casualidad)…
Nosotros ya habíamos tenido alguna experiencia los tres juntos, y tengo que decir que hasta el momento habían sido muy placenteras.
Miré por el rabillo del ojo y vi como Berta ya estaba con una mano acariciando su entrepierna por encima del pantalón, empezaba a excitarse, y le hice una seña a Julia. Esa única seña le bastó para dirigirse al cuello de Berta y empezar a besarlo y lamerlo, cosa que ella recibió de muy buen grado, aprovechando para desabrocharse el pantalón y meter su mano por dentro, y usando la otra para empezar a acariciar los pechos de Julia.
Yo, por mi parte, que ya estaba cachondo a rabiar, dirigí mi mano a la entrepierna de Julia, gesto que ella interpretó muy bien, abriendo sus piernas para dejar que yo le subiera el vestido y empezara a deslizar mi dedo suavemente por encima de sus braguitas, dándome cuenta de que empezaba a estar húmeda.
Dejó de besar el cuello de Berta para dirigir sus labios hacia los míos y darme un morreo, que yo le devolví con lujuria, llevando su mano hacia mi pantalón para que palpara el bulto que empezaba a ser notable en mis pantalones. Luego se incorporó, abrió mi cremallera y sacó mi polla, y al comprobar mi ereccion, la vi relamirse, y empezó a masajearla, al tiempo que dirigía su otra mano a la entrepierna de Berta para acompañarla en sus caricias.
Fue en ese momento cuando tanto Berta como yo empezamos a acariciar sus piernas y nos turnamos para acariciar su coño, por encima de las braguitas, que ya se encontraba completamente mojado, y nos turnamos para besar sus pechos, que se encontraban fuera del sujetador, haciendo algunos descansos para besarnos entre los dos, y entre los tres, juntando nuestras lenguas.
Aquella situación hizo que se acercaran algunos de los presentes en la sala, por la fila de delante, sacaran sus pollas y empezarán a masturbarse con la escena que les estábamos brindando. Berta me miró como pidiéndome permiso, y haciéndole ademán con la cabeza interpretó que se lo daba, y no lo dudó ni un momento, les insinuó a dos de nuestros testigos que se acercaran y le faltó tiempo para meterse la polla de uno de ellos en la boca y empezar a pajear al otro, hay que ver cómo le gustaba devorar pollas a esta mujer, nunca tenía suficientes al alcance.
Julia ya no podía más, me dio otro morreo y acto seguido bajo hasta mi polla y se la metió entera en la boca, hasta su garganta, y empezó a hacerme una mamada de antología mientras yo le sujetaba de la cabeza, acompañando sus movimientos, al tiempo que se metía los dedos en su ya encharcado coño.
Berta hizo que los dos a los que les estaba dedicando su lengua y su mano se corrieran, uno en su boca, tragándolo todo, y el otro en sus pechos, los cuales estaban ya despojados de toda ropa, extendiendo todo ese semen con sus manos y chupándose los dedos para saborear ese néctar que tanto le gustaba, que tan zorra la ponía.
Julia estuvo follando su garganta con mi polla cada vez con más ahínco hasta que le dije “para, que me voy a correr”, pero eso no hizo más que aumentar sus ganas y su avidez de tragar semen hasta que noté como me venia y solté cuatro o cinco disparos de leche directos a su garganta, mientras Berta la miraba con esa cara de puta ávida de leche, corriéndome como hacía tiempo que no hacía. Compartieron entre las dos la leche que solté en la boca de Julia y se afanaron en limpiar mi polla de cualquier rastro de semen hasta que quedó reluciente. Luego nos volvimos a fundir los tres en otro morreo antes de arreglarnos la ropa y salir del cine.
Por cierto, ni me acuerdo de qué película era…