EL ENCUENTRO (2)
Tercera parte, para la usuaria 💋Sus deseos sonaban como órdenes para mi, estaba claro cuál de las dos dominaba la situación.
Me levanté, me arreglé la falda y me senté a su lado. Ella había tenido la picardía de elegir una mesa en la que no nos podía ver nadie. Nada más sentarme acercó sus labios a los míos y me dio un beso largo, profundo, con lengua, con una dedicación que no había notado jamás en ninguna otra persona. Mientras lo hacía cogió mi mano derecha con la suya y la puso encima de su entrepierna, un escalofrío recorrió mi espalda en aquel momento, y empezó a acariciarse por encima de los pantalones con ella, dirigiendo todos los movimientos.
“¿Quieres masturbarme?” Me dijo,
“Si, me muero de ganas de hacer que te corras con mis caricias”
Nada más decírselo me soltó para desabrocharse el pantalón y bajar la cremallera, y volvió a coger mi mano y la deslizó por dentro de ellos, posándola encima del tanga que llevaba, y empecé a acariciarla por encima de él.
“Así, suave, acaricialo y disfruta de él, haz que chorree de placer”
Yo estaba de nuevo excitadisima, estaba acariciando a la diosa que hace unos momentos había hecho que me corriera únicamente con su pie, y ahora era yo la que estaba al mando.
“Hazlo cómo te lo harías a ti misma, déjate llevar por el momento” me decía susurrándome al oído mientras me iba besando el cuello en una sucesión de cortos pero interminables besos.
Empecé a hacer presión sobre su tanga hasta que llevada por la emoción del momento decidí meter mi mano dentro, necesitaba rozar su piel.
Tenía el coño totalmente depilado, empecé a acariciar la raja de su coño muy suavemente, arriba y abajo, despacio, presionando muy ligeramente, una y otra vez, su coño desprendía un calor que hacía que yo aun me excitara más de lo que ya estaba, y ahí fue cuando escuché su primer gemido, muy bajito, cerca de mi oído.
No pude resistirlo más y arqueé mi dedo corazón y lo metí en su coño en un solo movimiento, estaba mojadisima.
“Cariño, estás inundada”
“¿Qué te esperabas, putita? Me tienes muy cachonda, fóllame con ese dedito maravilloso tuyo, hasta que me corra”
Sus plantas resonaban en mi cabeza y cada una de ellas hacía que el corazón se me acelerara. Empecé a acariciar su clítoris y a presionar su punto g, una y otra vez, despacio, suave, pero cada vez más deprisa, más fuerte, al tiempo que con la otra mano me acariciaba a mi misma, por debajo de la falda, y ella había tomado posesión de mi cuello con sus labios y con una de sus manos me acariciaba uno de mis pechos, por encima de la blusa. Mis pezones estaban a punto de explotar, los tenia muy duros, y ella aprovechaba para pellizcarlos, estaba gimiendo de nuevo, esta vez sin parar, cerca de mi oído, susurrándome
“Sigue, no pares, mátame de placer, haz que me corra, me tienes a tu merced, putita, fóllame”
Llegó un momento en que ya tenía dos dedos jugando en el interior de su coño, ella había abierto sus piernas al maximo para facilitarme la tarea, y yo seguía una y otra vez con ella, hasta que a los pocos minutos noté como su cuerpo se arqueaba y se ponía duro, y empezó a tener contracciones.
“Joder, me corro, joder, putita, que bien me follas, sigue, no pares, me corroooooooooooo”
Varios espasmos recorrieron su cuerpo, tuvo un orgasmo intenso, fuerte, mientras me pellizcó uno de mis pezones y me mordió el cuello tan fuerte que me dolió, pero me dio más placer que dolor, tanto que volví a tener un nuevo orgasmo, menos intenso que los anteriores, pero no por ello menos placentero.
Cuando se recuperó, sacó mi mano de sus pantalones, estaba empapada, y se la llevó a la boca y chupo los dos dedos que le había metido, uno a uno, les pasó la lengua y luego se los metió en la boca para chuparlos, y luego me volvió a besar, el sabor de su saliva junto con sus flujos se me antojó un néctar delicioso.
Aquella tarde me estaba resultando maravillosa.
Cuando hubimos terminado volvió a abrocharse el pantalón, yo me arreglé la ropa y me dijo
¿Nos vamos?, ven conmigo, el día no ha terminado aún”
“Si, vamonos, donde quieras, soy tuya”
“Muy bien, putita, verás que bien lo vamos a pasar”