Fantasía usada
Tal como me dijo mi Ama llegué a la hora acordada, me abrió la puerta y entré. ¡Zas! bofetada al canto. Casi no había abierto la boca y...
• No digas nada, has llamado medio minuto antes, la próxima vez esperas fuera a la puerta hasta la hora en punto. Desnúdate y ponte a 4 patas en el medio del salón.
Con la cara caliente obedecí y a los pocos minutos sentí cómo llamaban y la puerta se abría. Escuché varias risas. Mientras seguía allí desnudo por completo, a 4 patas y con la vista fija en el suelo.
Poco a poco llegaron al salón, pude distinguir a mi alrededor mirando de reojo los tacones de 4 mujeres.
• Anda mira la putita que te has traído.
Y mientras sentía algo frío en el centro de mi espalda escuché a una decir, - buena mesa para poner el cenicero, cuidado que no se te caiga nada ni te muevas cuando te usemos zorra.
Y en ese momento sentí cómo me escupían el culo y me metían lo que parecía el tacón de un zapato.
Sobre mí dejaron también comida, se sentaron a charlar, beber y comer de mí, además de depositar sus cenizas en mi recipiente y entre medias alguna se dedicó a cambiar varios utensilios en mi orto.
Sentía los besos entre ellas, los roces y sus gemidos, mientras veía ropa que iba cayendo en torno a mí, hasta que en un momento sentí que me quitaban lo que me habían metido, creo que en ese momento era una cola de zorra y sentí cómo mientras me agarraban de las caderas me metían algo mayor y más grueso, creo que empezaban a follarme con un arnés.
No fue solo una, sino que se fueron turnando y acabaron haciéndolo las 4. En una de las ocasiones la que estaba tras de mí dijo:
• Que alguien ordeñe a esta puta.
No tardé en sentir que una se ponía a mi lado y comenzaba a masturbarme, mientras otra me agarraba del pelo, tiraba de mi cabeza hacia atrás y me ponía el coño en la boca.
• Dios esta zorra acaba de pringarme entera, no ha aguantado nada, ¿puedo hacer los honores de darle su merecido?
• Sí claro sin problema, he puesto plástico debajo, además toma te lo dejo del todo abierto - eran las palabras de mi Ama.
En ese momento sentí cómo me sacaba el arnés y cómo la que me había masturbado se sentaba sobre mi culo abierto, y dirigía el chorro de su pis hacia ese agujero. Otra lo hizo en las nalgas y la tercera sobre la espalda.
Entonces mi Ama me agarró del pelo, me puso de rodillas, se puso a la altura de mis hombros, y me regó todo el pecho, el vientre, las piernas....
• Espero que hayas aprendido algo zorra, vámonos a la ducha chicas.
Y allí me dejaron, sin atreverme a moverme hasta que mi Ama me lo ordenara.