Probando
Era un día normal, nada raro o inusual, caían unas pequeñas gotas de lluvia cuando salí a la compra. Sin embargo, algo en mí era diferente hoy, salí ya con la excitación a flor de piel de piel. El tacto suave de la ropa interior hacía que me excitara aún más.
La sensación de placer me acompañaba a cada paso, tenía ganas de más, pero aún hay que esperar a que mi pareja llegue a casa.
Mientras tanto la piel casi se me eriza del morbo y la excitación que tengo mientras compro, rodeado de gente que pasa a mi lado sin percatarse de mi estado.
Vuelvo a casa, me desvisto, para cambiarme de ropa, me quito las braguitas de mi novia y las vuelvo a dejar en el cubo de la ropa sucia, de dónde las había cogido.