JODIDA
Estás sentado frente a mí. Desnudo. Piernas cruzadas. Cada mano en su rodilla. Nervioso. Expectante. Excitado. Me miras el pecho, su forma y el pezón. Un pecho descarado, dices, que se resiste a la gravedad. Pasas al otro. Me miras el otro pezón y te relames.
Tus dedos tamborilean en la rodilla. Impacientes. Ya les gustaría estar en su sitio, dentro de mi cuerpo. Nadando calentitos, buceándome.
• Estamos jugando, no rompas las normas. Solo me puedes mirar. Recórreme. Gózame con la vista. No dejes de mirarme… - te recuerdo las reglas.
• No se puede ser más cabrona… - dices. Y en tu mirada hay un primer aviso…
(Mi mente se empeña en recordarme conversaciones de otro tiempo. Qué jodida se ha vuelto la vida desde aquellos días…)