Adictos
Y paso junto a ti y meto mi tanga con disimulo en el bolsillo de tu chaqueta.• Voy al baño- digo sonriendo a toda la mesa.
No me doy la vuelta, no sé si lo verás ahora o más tarde.
Entro al baño de mujeres y de repente la puerta se abre de un portazo.
Lo primero que veo son tus pupilas dilatadas mirándome, sacas el tanga de tu mano.
• ¿Acaso quieres volverme loco, maldita?
• ¿Acaso no lo estás ya?- respondo con una chulería que no debería y una sonrisa que sé que te vuelve loco.
Abres con una mano la puerta de uno de los baños y me empujas con cuidado hacia dentro. Me agarro a tu corbata haciéndote entrar conmigo a ese rectángulo que nos mantiene tan juntos. Cerramos la puerta como podemos sin dejar de besarnos y tocarnos.
Subes mi falda y empiezas a acariciar mi clítoris mientras mis manos desabrochan tu pantalón y buscan tu polla por debajo de tus calzoncillos, ya está despierta, buscando su lugar preferido y en cuanto puede entra en mi vagina bombeando a un ritmo frenético por parte de los 2.
La última vez dijimos que no volvería a suceder pero es algo que no podemos evitar. Ese deseo contenido cuando estamos en una reunión con compañeros o clientes.
Me muerdo los labios y tú relames los tuyos inconscientemente al verme. Nadie nos mira, pero nosotros sabemos que volveremos a pecar juntos y así sucede.
En cuanto nos quedamos solos nuestros brazos y manos toman las riendas de nuestro cuerpo, como juguetes articulados y no podemos dejar de tocarnos el uno al otro.
La reunión de hoy es importante pero nuestras mentes no estaban allí, estaban dentro del baño sintiendo el calor del otro.
Apoyamos la frente de uno en la otra.
• No podemos seguir así- me dices.
• Ojalá pudiera renunciar a ti tan fácilmente- te respondo.
Arreglamos nuestra ropa. Te pongo derecha la corbata y sales del baño. Yo me quedo a retocar mi peinado y maquillaje antes de volver a la mesa.
Me doy cuenta de que has vuelto a llevarte mi tanga y sonrío.
Eres una adicción.
Suena mi móvil y lo saco del bolso. Eres tú.
• Necesito más. Debo tenerte sin ropa junto a mí, poder mirar tu cuerpo desnudo y entretenerme en follarte una y otra vez, saborearte y que tu olor se quede en mis sábanas, en mi almohada, en mí.
Lo dicho, eres mi puta adicción y ahora saldré y te miraré con las pupilas dilatadas pensando en ir a tu habitación y dejarme llevar por ese placer prometido.