Necesidades
Sentía cómo en cada bote de esa cabalgada que ella me estaba dando, sus labios mayores y menores me recorrian de la punta a la base. Acariciaba mientras esos pechos, jugueteando con sus pezones, pellizcándolos, acariciándolos, como sabía que a ella le gustaba, cogiendo sus tetas con mis manos y apretándolas ligeramente.
Entonces su marido se acercó de rodillas por nuestro lateral, el pobre sentía la necesidad de que le hiciéramos algo de caso. Ella le cogió de la polla, se agachó y comenzó a comérsela mientras me seguía cabalgando. Después la acercó también a mi boca para que la compartiera con ella, y comenzamos a comérsela ambos mientras yo le metía un dedo entre las nalgas. La noche era joven, aún nos quedaba mucho por disfrutar...