Mi hoga
Abro los ojos, los primeros rayos de sol de la mañana inciden sobre la cama alumbrando tu silueta. Perfilando tus piernas, tu cadera, tu brazo y dando luz a tu pecho, enredándose en tu vello, haciendo que parezcan destellos de purpurina... Adoro ese cuerpo que hace unas horas estaba sobre el mío, detrás del mío, debajo del mío... Ese cuerpo que me da placer, pero también protección y abrigo. Ese cuerpo que he recorrido millones de veces, con los ojos, con las manos y con los labios.
Dibujo tus labios con mis dedos, esos labios suaves, cálidos y dulces que me besan "como si fuera la última vez". El cosquilleo te despierta, me sonríes y abres, poco a poco los ojos. Tus ojos verdosos que atraviesan mi alma cuando me miras. Verme en esa mirada que es capaz de comerme cada vez que la fijas en mí.
Me envuelves con tus brazos y me aprietas contra ti, piel con piel, siento cada rincón de tu cuerpo desnudo. Te enredo con mis piernas y hundo mi cara en tu pecho para apreciar tu olor, mi olor en ti, el olor del sexo, el aroma del amor.
Recorres mi cuerpo con tus manos, aprietas mis nalgas y me besas en la punta de la nariz.
Este rinconcito de nuestra cama, este momento fuera de la rutina, es nuestro hogar, y aquí vuelvo siempre, para seguir viviendo contigo.