Odiar... Matar... ¿Amar?
Recibo mil mensajes. Tras ellos hay una persona. Yo lo sé, se adivina fácilmente. Yo les contaría, si pudiera que sniquilaría esa chulería y esa seguridad repugnante al acercarse indiferentes cual carroñeros hartos y cebados, ignorantes de las cosas bellas, coleccionando formas, fotos, vísceras... Diciendo con sus voces roncas de comer cristales que hay belleza en ellas, porque les pertenecen, porque quieren ser pertenencias, y que si te arrimas a ellos sentirás su gran falo arrastrándote a la felicidad...
Les odiaría ahora, si pudiera.
En mi cabeza gimen mil te amos, pulverizados, ignorados, pisoteados... Rebotan queriendo salir de esa jaula forjada por los omnipotentes... Cada golpe deja la estela en la que otros escupen y se mofan, y al llegar a los muros ya levantados, ya indestructibles, retroceden otro ángulo dejando otra estela más negra, de olor a pescado crudo...
Les mataría ahora, si pudiera.
Alguna vez brillarán mis manos y levitaré, y les diré a todos desde lo más alto que mi boca carmesí jamás pronunciará sus nombres y que mis brazos entumecidos de sujetar irrealidades ahora se aferran a un firme mastil de un barco en el que no hay velas ni tripulantes...
Les amaría ahora, si pudiera.
Ana de las Verdes Aguas