De madera
El semen inunda mi boca. El suelo se clava en mis rodillas. Estoy exhausta y ya apenas oigo lo que dicen. Las voces ya no llegan y mis ojos están inyectados en sangre de las lágrimas expulsadas por reflejo. La garganta me duele aún mientras noto el sabor de la siguiente corrida. Alguien me levanta y mi culo vuelve a abrirse. Oigo risas mientras otra polla me asfixia. El escozor en los pezones se hace más intenso cuando alguien tira de la cadena. Es mejor que cuando las pinzas sujetaban mis labios menores. Dijeron que esos labios míos de puta que sobresalían pedían a gritos unas pinzas. El sabor a semen vuelve a mi boca y noto otra polla más en mi culo. Y de pronto otro estallido más... Es una fusta en mis nalgas. Antes la usaron sobre mis tetas cuando estaba en la cruz. Ya no noto el escozor de las llagas.Quiero volver a casa, donde tú estabas. A ese sitio en donde tú y solo tú me dijiste 671 veces "te amo" antes de desaparecer bajo la tierra fría e inerte como tú, como yo ahora follada por cien individuos, sintiendo después de tanto tiempo sin ti.
Mis glándulas lacrimales vuelven a salpicar mi cara. Ya no sé si es por el estímulo que producen las arcadas o por el olor a la tierra mojada de aquella sepultura... la que no vi, por tu condición, por la mía, por esta mierda de cobardía envuelta con lazos y ramos... El dolor de la fusta, las pinzas, colapsa mi pena y me permito no sufrir desde hace meses.
Quiero volver a casa...