Disfrutones
Llegué a su casa y no tardamos mucho en acariciarnos, comenzar con los besos en el cuello y las manos que iban recorriendo el cuerpo contrario y liberándolo de la prisión de su ropa. Entre esos besos y caricias fuimos poco a poco a la habitación, hacia la cama a la que llegamos ya sin nada encima.
Me tumbó boca abajo, acarició mi espalda, mis nalgas, las besó, las mordisqueó, las separó y jugó con la lengua entre ellas.
Me dio la vuelta y repitió la operación hasta llegar a mi polla, se la metió en boca, en ese momento yo encontré también la suya, la acaricié, la agarré y me la metí a la vez en mi boca.
Entonces empezó la diversión...