Bailando al ritmo del sexo
Una tarde cualquiera, tú y yo en el sofá, leyendo, viendo una peli o hablando. Te miro y un escalofrío recorre mi columna. Es increíble lo jodidamente guapo que eres. Siempre has sido, para mí, el hombre más sexy del mundo, pero últimamente me tienes desatada. Estar contigo significa mantenerme en un nivel de excitación tan alto que a veces me cuesta gestionarlo. Cuando estoy a tu lado, mi entrepierna se mantiene completamente mojada. No sé que poder tienes sobre mi líbido que solo oírte me acelera el corazón. Me acerco a ti a gatas por el sofá y empiezo a besarte el cuello, tú solo sonríes. Me separo, te miro y me devuelves la mirada sin quitar la sonrisa, esa sonrisa... Me acerco a tus labios, te beso, me devuelves el beso y tu mano se posa en mi nalga. Aprietas y empujas hacia a ti. No dejas de besarme. Te colocas para quedarte debajo de mí, me agarras de la otra nalga, bajas un poco para abrirme las piernas y colocarme a horcajadas sobre ti. Separas tu cara de la mía y me miras con deseo. Tus manos suben a mi espalda y me aprietan contra ti. Yo te agarro la cara y te doy un beso intenso, húmedo, largo... Empiezo a notar tu erección haciendo presión en mi coño, tú llevas un rato sintiendo mi humedad.
Empiezas a besarme el cuello y los pechos mientras sigues apretando mi espalda con tus manos. Yo empiezo a rozarme con tu polla que ya busca la forma de escapar de tu ropa interior. Te detienes, me empujas hacia atrás dejándome caer de espaldas, te levantas y te desnudas. Me desnudas a mí, me sonríes y te acuestas sobre mi cuerpo. Te rodeo la cintura con mis piernas para pegarte a mí. Sigues besándome mientras recorres mi cuerpo con tu mano y yo el tuyo con las mías. Empiezas a bajar con tu boca por mi cuello, mis pechos, lames mis pezones duros y los mordisqueas, de mis labios se escapa un gemido y de los tuyos una pequeña risa. Sigues bajando por mi abdomen, lo besas y lo vas apretando a la vez y llegas a mi coño. Me abres bien las piernas y empiezas a besarlo y despues a lamerlo poco a poco. Buscas con tu lengua cada pliegue, introduces la punta en la entrada de la vagina y subes hasta el clítoris y empiezas a jugar con él. Lo lames, lo succionas, lo muerdes suavemente... Me vuelve loca.
Después de llevarme al cielo, recorres el mismo camino para buscar mi boca y besarme, me encanta saborearme en ti.
Mientras me besas, me levantas una pierna y empiezas a penetrarme muy lentamente. Despacio y profundo. Me encanta. Vas aumentando el ritmo poco a poco y entonces te incorporas, te pones de rodillas, me agarras laa dos piernas y empiezas a follarme más rápido y más fuerte. No puedo evitar gritar de placer. Tú me miras, te muerdes el labio inferior y sigues. Momento de cambiar, me incorporo sobre mis codos y te empujo con las piernas, entiendes lo que quiero y te dejas caer, acostándote boca arriba para yo empezar a cabalgarte. Me pongo sobre ti, dándote la espalda, sé que te encanta. Empiezo a moverme dejándo que entre profundamente. Cuando empiezas a gemir, me dejo caer un poco hacia delante y empiezo a mover el culo, te hipnotiza ver mis nalgas moviéndose, bailando al ritmo del sexo.
Empiezas a gemir cada vez más y me paro. Me giro, necesito verte la cara, necesito ver tu mirada de placer. Ya teniéndote de frente, empiezo a moverme despacio. Tú agarras fuerte mis nalgas y acompañas mi movimiento para marcar tu ritmo. Mi coño empieza a contraerse, lo notas, y tus manos pasan a mis pechos, me los aprietas fuerte y juegas con los pezones. Empiezas a mover tus caderas conmigo, noto tu polla palpitando en mi interior, empiezas a gemir más fuerte, yo aumento el ritmo, cierras lo ojos, concentrándote, y me corro. Me sumerjo en un orgasmo largo e intenso y noto tu polla explotar conmigo y te oigo... Me encanta oírte cuando te corres.
Te miro a los ojos, aún sigues dentro de mí, y no puedo amarte más que en este momento. Me sonríes, sé que piensas lo mismo.