El síndrome. Mi verdad.
Hoy quiero desenmascararme. Si, si, ¿Por qué no? Al fin y al cabo, a mi edad, ya dudo de que alguien quiera hacerlo. Además, veréis así que no soy nada interesante ni misteriosa los que me califican (entiendo perfectamente el juego inicial de la seducción) en estos términos.Yo siempre he sido una chica guapa, con un cuerpo muy agradable de ver, con las tetas mas bonitas que mi amiga Carla hubiera visto nunca...
Hace unos meses yo me levanté, como siempre, con sueño y pocas ganas de encarar la vida (la inercia es el motor de la vida, muchas veces, ¿quien nos lo iba a decir cuando éramos jóvenes y nos gustaba el inconformismo?...). Me metí en la ducha y noté un extraño olor a perseverancia... "¡Que raro!, Esa y yo nunca hemos compartido el baño".
Y ahí estaba ella... Al principio no me lo creía, intenté sacudirla, esto no es mío... Me tranquilicé de esa manera que siempre me funciona: "todo tiene solución, menos la muerte". Pero es que esto podría ser un tumor!!!
-¡¡Jose Francisco!!- llamé a mi marido. Siempre le llamo como su madre en los momentos solemnes-¡¡José Francisco!!
Salí de la ducha y me puse el albornoz y fui a la cocina donde estaba José Francisco tomando café y leyendo en su tablet la actualidad social, política y científica.
-Mira lo que me ha salido-le dije abriendo el albornoz.
-Si, Ana Victoria-a el le gusta llamarme como su madre en todos los momentos, es muy lineal, pobrecito mio-, ya lo había visto y es asqueroso, deberías hacer algo.
Me quedé estupefacta, anonadada, atónita, desconcertada, pasmada, sorprendida, patidifusa, boquiabierta... Di media vuelta y volví a mi cama
A partir de ese momento, ningún hombre se empalmada cuando estaba conmigo. Fui a médicos, especialistas, grandes eminencias de la medicina como el Dr. Barriga... Me hablaron del síndrome ventertrófico, trastorno por el cual tu barriga puede ocasionar impotencia viril. Me dijeron que era incurable que lo único que podía hacer era dejar de beber cerveza y eso, por supuesto, era impensable por los efectos secundarios tan potentes y negativos que tendría sobre mi persona y salud mental y corporal. Hablaban de un procedimiento que consistía en ir a una especie de spa para sudar moviéndote de manera repetitiva sobre aparatos. En estos sitios también había duchas, pero me prohibieron usar las abiertas para no herir la sensibilidad de otros. Deseché la opción ya que todos los que me conocen saben que yo no me ducho nunca en soledad, ¿Por quien me han tomado?
También me hablaron de que hay 2 personas en el mundo, que se sepa, con el mismo síndrome, pero que una estaba en Australia y la otra en Toronto. ”¿Y a mi que?" pensé, "¿Acaso si juntamos nuestras barrigas, explotarían?"... Esa idea me rondó por la cabeza varias semanas...*
También, después de un tiempo, recordé a Óscar. Las últimas dos veces de estar con él. Cómo dirigió su mirada a mi abdomen, como yo pensé que no volvería a querer verme, como después volví a su casa, como le cabalgué y cómo creí verle dispararse manoseando mi vientre...
Se lo conté a los médicos y ahora están haciendo pruebas a Óscar. Quizás consigan una vacuna contra este síndrome tan perjudicial para los que lo padecemos.
*Aún me ronda...🤔