Estracto de Historia de O.
Curiosa carta de amorElla dice: «Haces mal en asombrarte. Considera mejor tu amor. Se horrorizaría si comprendiera durante un solo instante que soy mujer y que estoy viva. Y no es olvidando las fuentes ardientes de la sangre como vas a cegarlas.
»Tus celos no te engañan. Es cierto que me haces feliz y más sana y mil veces más viva. Sin embargo, yo no puedo impedir que
esta felicidad se vuelva inmediatamente contra ti. También la piedra canta más fuerte cuando la sangre está tranquila y el cuerpo, descansado. Prefiero que me mantengas en esta jaula, sin alimentarme casi, si te atreves. Todo lo que me acerca a la enfermedad y la muerte me hace fiel. Y es únicamente en los momentos en que me haces sufrir cuando no corro peligro. No
debiste aceptar ser un dios para mí, si los deberes de los dioses te dan miedo, y todo el mundo sabe que los dioses no son blandos.
Ya me has visto llorar. Ahora tienes que tomarle el gusto a mis lágrimas. ¿Acaso mi cuello no está precioso cuando se hincha y
tiembla a pesar mío con el grito que contengo? Es una gran verdad que debe cogerse un látigo cuando se viene a vernos. Y más de una necesitaría, incluso, el gato de nueve colas.»
En seguida, agrega: « ¡Qué broma más tonta! Pero tú tampoco entiendes nada, ¿y si no te amase con locura, crees que iba a
atreverme a hablar así y traicionar a mis semejantes?»
Y dice también: «Es mi imaginación, son mis sueños vagos lo que a cada instante te traicionan. Extenúame. Líbrame de estos
sueños. Entrégame. Adelántate para que no tenga ni siquiera el tiempo de imaginar que te soy infiel. (Porque la realidad, en todo
caso, preocupa menos.) Pero procura antes marcarme con tu número. Si llevo la marca de tu fusta o de tus cadenas, o esos anillos en mis labios, que sea evidente para todos que te pertenezco.
Mientras me golpeen o me violen de tu parte, tú serás mi único pensamiento, mi único deseo, mi única obsesión. Es lo que tú
querías, supongo. Pues bien, te amo y es también lo que quiero yo.
»Si de una vez por todas dejo de ser yo, si ni mi boca, ni mi vientre, ni mis senos me pertenecen, me convierto en una criatura de otro mundo en el que todo habrá cambiado de sentido.
Tal vez llegue un día en que ya no sepa nada de mí. ¿Qué significa para mí el placer, qué significan las caricias de tantos hombres,
enviados tuyos, a los que no distingo y que no puedo comparar contigo?»
Pauline Réage (Dominique Aury)