No se me da bien
Cuando le he visto me ha provocado curiosidad. La verdad es que desde que dijo que escribía, comenzó ese interés incipiente. No se qué me pasa con las letras. Es como con el peruano. Pero este último solo escribía para los demás. Incluso cuando le pedí mi descripción lo hizo para que no quedara bonito.Su relato me ha gustado. Y también las fotos. Esa en blanco y negro tiene un cierto aire bohemio, como melancólico. Hay hombres que no quieren melancolía. Yo también les digo que no pero sabemos que es una emoción hermosa, como todas las emociones... Sentir... Y sentir ese sentir. Espero poder decir algún día que lo sabemos ambos... Bueno, espero no tener que decirlo (pronunciarlo, tal vez, para no quedar callados) porque no será necesario.
A mí no se me dan bien los relatos eróticos, quizás pueda intentarlo, continuando el suyo... En un probador... No me gustan los sitios públicos, no me excitan, me tensan. Así que no puedo continuar el relato... sería artificial y se notaria.
Aunque prefiero vivirlo. Creo que la primera vez que relaté algo en futuro, teniendo la oportunidad de que se cumpliera, fue con mi vasco guapo. Lo bordamos. Llegué a creer lo del hilo rojo. ¡Que hermoso fue!
La cuestión es que estamos en el probador y yo le rodeo con mis brazos y le beso. Yo cierro los ojos, como siempre, quiero concentrarme en su tacto y en sus manos en mi espalda bajando hasta la curva de mis nalgas. Mi respiración se va acelerando y noto como la suya también. Ahora me gustaría que me diera la vuelta y que apoyara mis brazos en la pared, por encima de mi cabeza, sujetandome con ambas manos, y sentir sus labios en mi nuca acercándose a mi oído. Me gustaría que susurrara algo provocador, pero sé que no lo hará y yo no me atrevo a pedírselo. Y, de repente, parece leerme el pensamiento, me da la vuelta, apresa mis muñecas y me susurra humedeciendo mi oído: "me gusta que seas muy zorra". El pecho me da un brinco y no puedo evitar un gemido. Intento girar buscando sus labios que ya están lejos, pero no su mano que sigue sujetando las mías sobre mi cabeza. Le oigo respirar y creo hasta ver una sonrisa pícara, sin mirarle.
Con la otra mano baja mis bragas por debajo del vestido, hasta las rodillas y acaricia mi sexo. Le oigo respirar y sé que le encanta sentir mi flujo en sus dedos. Muevo mis caderas intentando atraparlos y meterlos muy dentro, pero los saca y los pone en mis labios metiéndolos en mi boca. Los lamo.
Me da la vuelta y me besa. Aún no he sentido su miembro y de repente es una obsesión en mi cabeza: quiero tocarlo. Lo imagino cálido y duro. Bajo mis manos que ya han sido liberadas y lo noto bajo el pantalón. Pienso que no se cómo me puede gustar tanto una polla y me río por dentro: "porque eres muy puta, Ana", me digo a mí misma...