Follar y ya
El lunes entré en la cafetería en la que había quedado con aquel chico del que no recordaba ni el nick ni su nombre real, él ya estaba allí, vi que me miraba y levantaba la mano, no importa la mascarilla siempre me reconocen al ver mis ojos. Fui hacia él mirándolo, se parecía bastante a sus fotos aunque era más alto de lo que creía. Tomamos el café echando unas risas y con una breve charla insustancial, había venido en coche, se ofreció a llevarme a casa. Bajamos al parking y vi que su coche estaba aparcado en una esquina, bastante aislado, subí por la puerta del copiloto y en cuanto se sentó en el lado del conductor y se giró hacia mi subí sobre él abriendo mis piernas y empecé a besarle con pasión, aunque lo noté sorprendido, enseguida respondió a mi lengua con la suya, me quité la camiseta y me quedé en sujetador, abrí su pantalón para poder endurecer su polla, vi que miraba por el cristal sobre mi hombro y le cogí la cara ¿te da miedo que te vean? Le pregunté. Movió la cabeza negativamente y me agaché a comerle la polla, vi cómo se iba relajando x fin, gemía y su polla crecía, saqué un preservativo de mi bolso y se lo puse, volví a inclinarme sobre él y lo besé mientras me empalaba con su polla. Me cogió en una especie de abrazo mientras trotaba sobre él, el coche se llenó de olor a sexo, del ruido de nuestros gemidos y cuando se corrió seguí frotándome hasta correrme yo también. Nos miramos y empecé a reírme.Llevas mi pintalabios por toda tu cara, le dije. Creo que ni me escuchó. Ha sido, empezó, y seguí x él, inesperado, increíble, atrevido, genial. Lo había escuchado tantas veces, seguí arreglando mi ropa y le señalé la bragueta para que se quitara el condón y se abrochara el pantalón. Me llevó hasta casa y me despedí de él con un sencillo beso en los labios, bajé rápido del coche por lo que no le di tiempo a decirme nada. Me duché y vi que me había escrito. No me apetecía leerlo y no lo hice.
El martes había quedado por la tarde para una cerveza con otro chico, salí del metro y lo vi esperándome, se quitó la mascarilla y me sonrió, fui hacia él y le di 2 besos, tenía la espalda ancha. Me encantó. Fuimos a la cervecería y tras un par de cervezas cada uno y algo de charla interesante se inclinó y me besó, me gustó que lo hiciera y me preguntó si me apetecía ir a su casa, por supuesto le dije que sí. Entramos en su casa quitándonos la ropa el uno al otro, me llevó hacia su dormitorio y me tiró sobre su cama, ya estábamos desnudos, me cogió las piernas subiéndolas sobre sus hombros mientras me comía el coño como hacía mucho no lo hacían, decidí dejarme llevar por el placer y no pensar en nada que no fuera ese momento. Grité con mi primer orgasmo y siguió lamiéndome hasta llegar a mis pechos donde jugó con mis pezones mientras yo reía entre gemidos, empecé a masturbarle aunque ya estaba duro, sus brazos eran fuertes y me dio la vuelta, echó saliva en su mano y la pasó por mi ano, yo intentaba mantener la estabilidad con brazos y piernas, oí cómo abría un cajón y rasgaba un condón para ponérselo y empecé a esperar con ganas la estocada, su polla era gruesa y dolió un poco al entrar, ese dolor que produce placer, yo no dejaba de balancearme delante y atrás mientras él seguía cada vez más fuerte, el placer que obtenía ne impedía pensar con claridad, cogió mis pechos sin dejar de darme por el culo. Luego salió y me dio un mordisco con ganas en la nalga, me hizo daño, seguro que me salía un moratón, pero me gustó, me dio la vuelta y se cambió de condón para follar mi coño, me sentía una muñeca con él, me gustaba cambiar de rol por una vez, esa espalda me llamaba, clavé las uñas en sus hombros y gritó, siguió empujando mientras me miraba cargado de lujuria y se acercó a mis labios con una media sonrisa, me cogió un labio entre los dientes y sentí el sabor de mi sangre en la boca mientras me invadía el temblor que anticipaba mi orgasmo, así que dejé que mi cuerpo lo disfrutara y lo aparté de mi con una patada poco delicada, cuando terminé me levanté y empecé a vestirme, se acercó a mí diciendo que no había terminado, me giré sin que se lo esperara y le di una buena bofetada clavándole mi anillo que le abrió la carne, empezó a insultarme, mientras se tocaba la herida viendo que tenía sangre. Terminé de vestirme y me fui de allí sin mirar atrás. Cuando llegué a casa me duché y lloré de rabia bajo el agua. Nada me llenaba, nada me hacía sentir bien, solo ese momento del orgasmo, no todos te llevaban a él, no todos se portaban bien, pero sabía defenderme sola, llevaba haciéndolo mucho tiempo. Me senté a fumar en mi sofá y mandé un mensaje al tipo de mañana, no quedaré con él, necesito descansar un día. Vi varios mensajes en miTelegram, uno era del chico del lunes diciéndome que le había encantado y que quería volver a verme, otro del gilipollas de hoy, era un audio y gritaba, lo bloqueé sin escucharlo, otro era de él, volvía a decirme que pensaba que yo era diferente, que le contestara, que no podía terminar todo así entre nosotros. El mensaje terminó y cogí mi agenda, taché lunes, martes, miércoles, busqué en mi teléfono la foto del chico del jueves y recordé haberlo visto en algún club. El viernes venía un chico de fuera que se hospedaría en un hotel de 5 estrellas y me invitaba a cenar, recordé cómo eran las habitaciones, ya he estado allí, tengo ganas de volver. El fin de semana iré a un club y me dejaré llevar. El domingo lo dedicaré a pensar en la mierda de vida que llevo, en el asco que me daban todos tarde o temprano, tampoco les das oportunidad, me dijo una voz en la cabeza y parecía la voz de él. Apagué el cigarro y cogí mi nuevo juguete sexual para probarlo, esta noche, necesitaba follarme yo.