Una polla perfecta para Ana
Alain tenía una polla perfecta, ni demasiado grande ni demasiado pequeña, ni muy gruesa ni muy delgada. Cuando Ana se la metía en la boca podía llegar hasta rozar con sus labios el inicio del prepucio... ¡Era maravilloso oírle gemir en ese momento! Era un guau entrecortado, como nunca Ana había oído antes... Ese "¡guaaaa, mi amor, eres maravillosa!".Cuando Ana supo que no volvería a oírlo sintió un pánico frío y paralizador: llegó el temido momento del desapego... Pero, ¿como lo haría?
Las semanas antes, y desde el anuncio de la vuelta de esa zorra llamada Pilar, Ana sabía que Alain la dejaría pronto. Empezó a prepararse y empezó a buscar algo más que un hombre para hacer tríos. ¿Es posible que se hubiera dado cuenta y que su temor le hubiese puesto en alerta, como a ella, y que hubiese empezado a buscar? Hubiese sido un consuelo por un lado: no sería por su insulsa mente y poca inteligencia y falta de independencia emocional por lo que la hubiese dejado... Pero, por otro... Era mejor pensar que se había acabado del todo... Recordaba cuando Carlos, o Sergio, o José, o el otro Carlos, o ... ¡Dios, había olvidado el nombre de su ex amo...!
A Ana le gustaba pensar que dejaba trocitos de sí misma en cada hombre que follaba. Alain se había quedado con un buen pedazo de ella. Ahora, pensando en la polla perfecta de su, ahora, gran amor, pensaba que ese pedazo estaba en las mejores manos. Y, aunque sabía que en unas semanas apenas se estremecería al ver sus fotos y sus "cartas", le gustaba esta idea. Tal vez ese pedacito se quede por siempre de verdad. Tal vez no sea el mismo pedazo de la otra Ana o de todas las demás.
Pero ahora quería que su romance con Sonia fracasara estrepitosamente, como si ello fuera a tapar el vacío inmenso, enorme, oscuro y paralizador que sentía... Después de tres meses ahí seguía el gran agujero. Poco a poco iba asomándose a el, como queriendo abrazarlo, entenderlo, aceptarlo... "Ahí estás, abismo, una vez más. Seremos amigos al final y te dejaré que me acaricies y me acojas..." Como quise hace años.
Como si ese fracaso fuera a solucionar su insulsa mente y poca inteligencia y falta de independencia emocional... Como si Alain no se hubiera dado cuenta... Como si todo volviera a ser igual... Como si Alain no la hubiera descubierto.
Ana sabía que unas semanas antes, después del anuncio de la vuelta de esa zorra llamada Pilar, ella misma estaba intentando el desapego.
Alain debería haberla dejado a ella terminar, Debería haber aguantado un poco más y dejar que fuera Ana quien le dejara.
Estaba orgullosa: no le había hecho ningún daño, ni una pizca de dolor. Respiraba tranquila e inmensamente feliz por ello.
Y seguía pensando en su polla perfecta, la medida justa, el sabor adecuado, la temperatura ideal... Era difícil encontrar pollas así... ¡Anda ya, Ana, tu flipas! Hay miles de pollas maravillosas.
Pero no dicen ese medio guau que tanto te gustaba...