Adictivo

Mi cuerpo te necesita, salgo del trabajo y ya soy tú, es como si pudiera olernos en el aire y me excita. Me llevas al límite. No pienso. Eres como un imán para mí. No tengo opción, no tengo elección, necesito tus manos, tu voz, tus ganas, te necesito tocándome, te necesito dentro de mí.

Te llamo. Me compartes tu ubicación y cojo el coche, tu hechizo cada vez más cerca…por carreteras que no conozco te busco.

Aparco donde me has dicho y te espero.

Te veo llegar. Me miras, sonríes, sonrío. Tu voz que me embriaga me saluda y me atrapa, me besas. Te devoro.

• Vamos a un sitio cerca de aquí. Me dices.
Te tiendo las llaves.
• ¿Conduzco yo?
• Eres tú el que sabe donde vamos. Te digo, mientras me dirijo a la puerta del copiloto.

Y me dejo llevar. Es lo que sacas de mí. Que me deje arrastrar a donde tú quieras. Me pierdes.

Aparcas en una zona de esas a las que hubiéramos ido con veinte años menos pero sin embargo es ahora cuando nada me importa, es ahora cuando lo disfruto al 200%.
Me besas, nos comemos, en siempre intenso, arrollador.

-Vamos detrás. Me dices

Me río…mi pequeño coche creo que no está preparado para lo que está por venir….

Movemos los asientos, te bajas los pantalones y me ordenas que haga lo mismo.
• Ábrete para mí, quiero metértela.

Y ya está, no necesito más para empaparme, me siento de espaldas a ti y me penetras.
Esa sensación (y hay muchas que me vuelven loca) puede conmigo, me carga, no puedo explicarlo.

Te metes dentro de mi una y otra vez hasta que paro y salgo para acabar de quitarme toda la parte de abajo y subirme de cara a ti. Quiero tu boca también.

Te encanta, cada palabra tuya es de adoración, somos uno.
Loco de deseo, me paras entre frases de placer y me dices. Fuera del coche!

Te miro atónita, no puedo creer que hables en serio y sin embargo salgo del coche.

A una distancia prudencial de la carretera, en el lado del coche que queda más oscuro, lloviendo y con la puerta abierta me follas.

Apoyada en el asiento, con una pierna levantada para darte mejor acceso, me embistes una y otra vez, mientras te suplico que sigas, que no pares.

Me dices una y otra vez, que soy tu hembra, que adoras como me abro para ti, como te entra. Y es cierto. Soy tuya. En ese instante, en esos minutos, no existe nada más.
Paras dentro de mi, metes tu manos por dentro de mi ropa y bajas mi sujetador, estás congelado, mojado, me encanta el frío en momentos así.

Nuestros cuerpos incorporados, pegados, tu agarrándome fuerte, mi cara girada buscando tu, boca. Mis manos agarradas al techo del coche. Y tú dentro de mí, siento tu movimiento. Me vuelves loca. Sales de mí y te colocas a mi lado. Tu mano derecha sujetando mi espalda. Tú mano izquierda ahora me masturba sin piedad, no veo nada más allá de ti, Me sostienes cuando pierdo la consciencia de la tierra en mis pies y empieza a resbalar por mis piernas mi placer, empapando tu mano. Me agarro a ti, te araño, te muerdo, te devoro. Me encanta esconder mis gemidos en tu cuello, cuando los ahogas en tu boca. Me sientas en el asiento del coche, te agachas y tus manos hacen tuyo mi clítoris.
No tienes piedad, me llevas al límite.

Me dejo.

Cuando notas que ya no puedo mas me levantas, me giras y vuelves a penetrarme una y otra vez, agarrado a mis caderas. No importan los coches, la lluvia, el tiempo. Solo importa el sexo entre nosotros. Mis gemidos son intensos, me matas. Apenas si buscas nada para ti, solo te importa que yo obtenga todo cuanto necesito de ti, y lo hago, y lo disfrutas.
-Me encanta que vengas a follarme y coger de mi lo que necesitas. Me dices.

Y sonrío satisfecha, llena, colmada.

Aunque sé que mañana querré más.

Eres adictivo