ACÉRCATE

La habitación contaba con diversos puntos de luz liviana y cálida, atenuada al cubrir con  sendos  lienzos las lámparas sobre las mesitas de noche , y un sillón orejero esquinado en semipenumbra junto a la ventana, separado un par de metros de la cama  desde donde casi a hurtadillas, tratando de contener el temblor en sus manos, consultaron por enésima vez  sus teléfonos para comprobar que aún faltaban quince minutos para la hora de su cita. El tiempo, perezoso, parecía discurrir con inusual lentitud, divertido al parecer al contemplarlos reírse intrascendencias  tratando de relajar la tensión; besarse, callar con la mirada ausente, acudir de nuevo a sus relojes, volver a reír, callar, besarse de nuevo... 

Habían hablado mucho sobre ello. La posibilidad de abrir su sexualidad a posibilidades más allá de los patrones convencionales  les excitaba e intimidaba al mismo tiempo provocándoles, con la decisión tomada y la ocasión a punto de materializarse, una  emulsión inverosímil de sensaciones. La agitación propia de la mañana de Navidad. 

Ella le había visto antes. Delegación consensuada de su sociedad limitada, no hacía demasiados días que sin más intención que satisfacer sus curiosidades se habían citado en una cafetería para hablar cara a cara, aclarando que pese a acudir circunstancialmente sola, trataba con un lote  indisoluble a todos los niveles. La conversación discurrio cómoda.

" Es amable. Me ha parecido una persona respetuosa " afirmó después al contar los pormenores del encuentro. " Dijo que le gustaría mirar... o participar si se le ordena."

El corazón se les paró un instante al  escuchar varios golpes leves en la puerta, desbocándose poco después cuando con las manos enlazadas para insuflarse valor, se levantaron para abrir.  

Temerosos de que su audacia flaqueara si se demoraban demasiado, habían acordado posponer la preceptiva charla balbuciendo únicamente unos saludos apresurados antes de que su invitado, tal y como se le había indicado, se acomodase en el asiento y ellos regresaran a la cama. 

" Puedes tocarte... " susurró ella  dirigiéndose a la silueta inmóvil, recortada en el discreto velo del contraluz, observándoles   desde la butaca y a la  que hacía rato obsequiaban  la intimidad de sus caricias, de su deseo, de los gemidos que trataban de sofocar al principio brotando ahora  descarados , audaces hacia  la oscuridad del rincón desde donde pudieron percibir con nitidez los sonidos del crujir de madera, de una cremallera abriéndose y una respiración cada vez más agitada acompasándose con las suyas desatadas, liberadas en cada embestida golpeando sus prejuicios. 

"Acércate...ven"  ordenó de nuevo con la voz ahogada en deleite. La sombra se movió aproximándose para concretarse hombre frente a ellos , la mirada arrebatada y su  mano moviéndose frenética sobre una erección húmeda y palpitante que ávida se llevó a la boca .

La claridad colándose por entre las cortinas les despertó bien entrada la mañana, solos, con los aromas de la noche aún impregnando sus cuerpos, las sábanas, el beso que ella le depositó en los labios antes de recostarse sobre su pecho… Callaban disfutando el momento. No hacía falta decirse nada . Sus ojos bailaban agarrado regalándose terneza sin rebozo. De cara.