A Ritmo de Jazz
En él silenció de mi habitación me consumo, en mi cama noto como mi piel se eriza ante el tacto de un nuevo calor, descubro sensaciones que lentamente me estremecen, hacen que viva entre la rigidez y la flexibilidad, entre pensar y no pensar.Me detengo, notando como todo se conjura en un movimiento rítmico, donde se deslizan pequeñas serpientes entre las cavidades, descubriendo recovecos, gozando de lo húmedo y oscuro de una cueva y lo excitante de lo misterioso.
Allí en ese juego rítmico entre la suavidad melódica de Coltrane y el frenesí de Dizzy, me encontré frente al conjuro de una Maga, que enredo en mí su cuerpo, haciéndome parte de ella y ella siendo parte de mí.
En ese toma y daca que jugamos, donde la celeridad acaba siendo el culminar de todo, decidí vivir el tiempo presente, agarrar aquello que pasa por delante de mí, y no soltarlo hasta el siguiente instante, y eso llenó de placer segundo a segundo. Cada momento fue una explosión hasta llegar a clímax de la sinfonía, donde se funden los cuerpos entre el sólido y lo liquido.
Las fauces de la loba me cogieron del cuello para llevarme a su madriguera infinitas veces.